Sus lágrimas al terminar, la emoción que rebosaban…lo decía todo. Había sido el glorioso final a una temporada muy complicada para todos. Pocos torneos, menos incentivos económicos, una puesta a punto diferente y una pelea contra dos colosos, Ale Galán y Juan Lebrón.
Estos dos han sido, de largo, los dominadores autoritarios de toda la temporada, los más laureados, los que han conseguido llevar el pádel a otro nivel, volviéndose casi invencibles (prueba de ello es que solo habían perdido cuatro partidos en todo el año) y exhibiendo un pádel con pocas o casi ninguna fisura, hasta que llegaron ellos: un joven llamado a subirse al número 1 si continúa su progresión, Agustín Tapia, y un veterano que es todo en este deporte, 16 años número 1 del mundo, Fernando Belasteguín.
Bela eligió al joven de Catamarca por algo, por partidos como este, al que llegaban de tapados pero terminaron por desmelenarse. Empezaron los cuatro totalmente parejos hasta el 2-2, momento en que, con el saque de Galán, Bela y Tapia lograban el primer break y se ponían por delante.
Había empezado mucho mejor que en las semis el ‘Rey’ de Pehuajó, más entonado, más metido en el partido, con su mirada de deseo ante el título, todo concentración y fuerza mental ante tres jóvenes que bien podrían ser sus hijos, a los que sacaba 20 años, pero ante los que demostró que si te cuidas y eres profesional, puedes aguantar en la cumbre. Bela es de otra pasta.
Con ese break de ventaja se mantuvieron las diferencias hasta el siguiente saque de Galán, donde los de Miguel Sciorilli volvieron a apretar y conseguir el segundo (3-5), ahora ya sí la puntilla definitiva del primero. Set al bolsillo y paso de gigante (3-6).
Misma inercia en el segundo, si bien Lebrón y sobre todo Galán, que había estado demasiado desaparecido en el primer episodio, se decidieron a dar un paso adelante más que destacado, tomando la red y obligando a manejar mucha pelota a Bela en defensa, a exigirle más, a pegarle al cristal para que no armase el juego para que Tapia sobresaliese.
Les imprimía Mariano Amat a sus chicos intensidad y que siguieran percutiendo sobre la esquina de Bela, cambiándose ellos las posiciones y jugando Lebrón en el revés y Galán a la derecha, y así apareció ‘El Lobo’. Lebrón sacó el fusil y comenzó a rematar, sumando varios puntos seguidos hasta que los muelles de las piernas de Agus dijeron »aquí estamos» y saltando y recuperando bolas imposibles dentro y fuera de la pista logró varias salidas por la puerta y aplausos por parte del público, un espectáculo el joven argentino.
Bela se animó a la fiesta y el nivel general del partido aumentó de tal manera que ninguna pareja se despegaba de la rival, citándose in extremis en un tie break al que los españoles llegaron casi pidiendo la hora, pero llegaron, y empezaron a pelear con más fuerza que nunca.
La tensión se cortaba con un cuchillo y la presión iba en aumento, teniendo Bela y Tapia hasta tres oportunidades de llevarse el tie break y con él, el partido. Los puntos en ambos marcadores iban subiendo y subiendo y Bela se hacía cada vez más grande, con una sangre fría demencial que demostraba que su veteranía valía mucho en esos momentos. Se llegó así al 10-9 en contra y saque para Bela, quien consigue el primero (10-10) y también el segundo (11-10) con un revés por cuatro. En el siguiente intercambio de saque, Galán sufrió de lo lindo, recuperando incluso una bola desde el suelo para mantener la bola en juego (11-11), pero ahí se frenaron. Un punto para el eterno jugador de Pehuajó y otro para su joven acompañante con una volea suave al medio, al fondo del cristal, les servía el 11-13 y el gran final (3-6 y 6-7).
Golpe encima de la mesa, victoria ante los favoritos y muchas lágrimas. Lágrimas de esfuerzo, de admiración, de respeto, de victoria y de despedida, pues Tapia y Belasteguín se dicen adiós con el título de Maestros bajo el brazo (273 finales jugadas para Bela y 223 ganadas, impresionantes los números, y siendo uno el más veterano en lograr el Master y otro el más joven de la historia) y con un enorme y mutuo agradecimiento. Ambos han aprendido del otro y se marchan por la puerta grande, igual que Galán y Lebrón tras un año de 9,99 al que solo le faltó el gran título, pero el año que viene volverán a por más.
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