Padel Spain .- Fue la primera final en la historia del pádel que necesitó cinco sets para su resolución. Fue un choque maratoniano que duró casi cuatro horas y media para conocer el nombre de sus ganadores. Después de haber puesto su punto y final, no hay ninguna duda de que el A Coruña International Open será recordado por muchas cosas y, entre ellas, por la victoria por 6-7, 7-6, 1-6, 6-3 y 6-3 de Matías Díaz-Cristian Gutiérrez sobre Juani Mieres-Pablo Lima, con la que estrenaron su palmarés.
Tras una semana apasionante, la cita coruñesa vivió un desenlace digno de las mejores películas de suspense. Lo cierto es que triunfó el pádel en una pista que, por sus características, estaba diseñada para los ‘jugones’. Entre ellos, uno de los profesionales con más talento del circuito es Cristian Gutiérrez y así lo demostró en esta final, en la que sacó a relucir su mejor repertorio de golpes. A su vez, las ganas y la garra la aportó un Matías Díaz que hizo honor a su apodo de ‘El Guerrero’. Entre ambos, lograron imponer su ritmo e impidieron que los actuales número 2 del mundo conquistasen su segundo título consecutivo.
¿Les tendrán tomada la medida? Esa es la pregunta que muchos aficionados se hacen, sobre todo si se tiene en cuenta que Gutiérrez y Díaz han superado a Lima-Mieres en los dos encuentros en los que se han enfrentado en la presente campaña. En esta ocasión, habría que destacar que se trató de un compromiso repleto de alternativas, de emoción y en el que la balanza se pudo inclinar hacia cualquier lado.
En los compases iniciales, el choque fue muy igualado… Si se producía un break, justo a continuación llegaba un contra-break. Si una dupla ganaba su saque en blanco, la siguiente respondía con la misma moneda… Y así se sucedieron los acontecimientos hasta que los Príncipes se llevaron la primera manga en la muerte súbita, con un parcial de 7-9.
Juani y Pablo, ya con ventaja en el marcador, salieron lanzados en el segundo set. Rompieron el servicio de Cristian en el cuarto juego y llegaron a tener una renta de 2-5 en el marcador. Cuando parecía que tenían más de media final en el bolsillo llegó lo que nadie esperaba: la reacción de los ‘aspirantes’. Primero se hicieron con el saque de Lima y luego volvieron a llevar la resolución a un nuevo tie break que, en esta ocasión, cayó a su favor.
El tercer parcial sólo sirvió para despistar al público presente en las gradas… Era como si se estuviese viendo otro partido. Hasta tres breaks lograron Lima y Mieres, en una actuación abrumadora en la que descargaron toda la rabia acumulada por haber cedido el segundo set… Un rotundo y contundente 1-6 volvió a situarles a un solo paso del título… Y el comienzo del cuarto set no pudo ser más alentador para ellos. Con paso firme y decidido llegaron a tener una bola para subir el 1-4 al marcador pero no la aprovecharon… En ese instante todo cambió por completo.
La grandeza de este deporte
Puro magia, cosa de ‘meigas’… Cada uno puede buscar una explicación pero lo cierto es que Mati y Cristian destaparon su tarro de las esencias. El primero ofreció un despliegue físico espectacular, defendiendo como un jabato y llegando a casi todos los golpes de sus rivales. La definición fue cosa del segundo, que se situó en el revés y comenzó a demostrar el talento y la clase que atesora en su privilegiada muñeca. Lejos de la red, superados en todas las facetas, los cabezas de serie número 2 fueron desapareciendo. Puede que Juani acusase en exceso el fuerte golpe que recibió en la espalda al comienzo y a eso se sumaban cada vez más y más minutos.
Espoleados por el público y por toda esa energía que destila su entrenador, Severino Iezzi, Cristian y Matías salieron a por todas. Levantaron una bola de break en el tercer juego y desde entonces fueron infranqueables. No hubo un hueco por donde hacerles daño y mucho menos jugando desde el fondo de la pista.
La última puñalada de los ‘Brujos’ llegó en el cuarto juego del set definitivo, cuando rompieron el saque de Juani. Quedaba mucha final aún, pero la imagen del jugador de Bahía Blanca, que se desplomó en la pista, fue la representación de lo que estaba sucediendo. No había fuerzas para seguir. Aunque lograron salvar otras dos bolas de rotura en el sexto juego, esa fue la última muesca de energía.
A Cristian no le pesó la responsabilidad de cerrar el partido con su servicio para luego zambullirse en la cancha fundido en un abrazo con el Matías. Se trató de una merecida celebración por su primer gran éxito como pareja.
Ahora nos falta por saber cuál habrá sido su promesa. En Cáceres se raparon la cabeza… ¿¿Con qué nos sorprenderán en Santander??
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