Se venía barruntando desde hacía tiempo y ha tenido que ser en suelo español, en Andalucía, en Cádiz, en San Lúcar de Barrameda, donde se haya dado un cambio de registro, algo que a finales del año pasado parecía impensable pero que esta temporada ha ido cogiendo cada vez más cuerpo.
Maxi Arce y Franco Dal Bianco no son ya los nº1 de A1 Padel, y su lugar lo ha ocupado Gonzalo G. Alfonso, quien lo ostenta ahora mismo en solitario; estaba a poco más de 100 puntos y tras la derrota de Arce y Dal Bianco en semifinales frente a ‘Tito’ Allemandi y Ramiro Pereyra en un partidazo soberbio por parte de los cuatro que acabó con un 7-5, 4-6 y 3-6, se producía la noticia y que servía para que, nuevamente, Allemandi y Pereyra eliminasen a los grandes favoritos de la ecuación.
Desde el pasado 2022 los dos argentinos estaban liderando la clasificación, pero ahora tendrán a alguien por delante, otro compatriota, de garra y mucha energía, que este año decidía unirse a ‘Tolito’ Aguirre para pelearles el mando, y lo ha conseguido, quizá incluso antes de lo previsto, porque su conexión ha sido fantástica desde el primer momento, secando la fabricación de títulos de Arce y Dal Bianco y llenando sus propias vitrinas con tres entorchados.
En su partido, ellos sí que ganaron, dando únicamente opción a Daniel Martínez y Leonardo Yob en la primera manga, en la que les dejaron acercarse ligeramente con un 5-7 pero soltándoles en la segunda y mojando su pólvora para evitar males mayores, acabando con un 1-6.
Por su parte, Santiago Pineda y Cristóbal García conseguían llegar a su primera semifinal en detrimento de Pedro Perry y Relis Ferreyra (6-3 y 6-4), al tiempo que Diego Ramos y Agustín Torre volvían a exhibir esa versión de pelea y resistencia total que tanto les caracteriza ante Santiago Frugoni y Martín Abud.
Perdieron el primero por 4-6, pero le dieron la vuelta a base de ir mordiendo poco a poco y hacer herida, de cambiar ligeramente la estrategia y adaptarse a lo que precisaba el partido. Con varias modificaciones tácticas, Torre y Ramos encontraron mayor fluidez en el juego, sacaron la cabeza a flote y los puntos llegaban a su marcador con más facilidad, lo que se tradujo en, no sin problemas, el empate, gracias a obtener un 7-5 en el segundo que evolucionó en el tercero aún más, puesto que ni el argentino ni el paraguayo conseguían contestarles.
Edu y Diego dieron otro paso adelante y conformaron un soberbio 4-6, 7-5 y 6-2 para meterse en unas nuevas semifinales.