Al finalizar el partido de la final se te ve exhausto y tumbado en el suelo, ¿qué pensabas en aquel momento?
Más que exhausto me tiré al suelo, escondí la cara entre mis manos pensando en que no me creía el partido que habíamos levantado y el torneo que habíamos firmado. Después de los interminables cinco sets, la sensación era de incredulidad. La felicidad fue enorme.
¿El enfrentamiento con Juani Mieres y Pablo Lima al mejor de cinco ha podido ser el partido más duro de tu vida profesional?
Era una experiencia nueva. Ya había jugado partidos de cuatro horas y cuarto a tres sets, creo que fue contra Reca y Nerone. A cinco sets siempre tienes el prisma de que si se alarga todo va a ser muy duro. Creo que, en un principio, sufrimos lo que teníamos que sufrir, pasamos ciertas adversidades que nos hicieron más fuertes, pero en el quinto set, estuvimos más enteros que ellos. Al final vino un quiebre rápido y pudimos ganar de esa manera.
Más de cuatro horas y media de lucha sin cuartel, ¿están preparados los cuerpos para tan exigente batalla?
El cuerpo no sé si está preparado, pero creo que el poder mental en estas circunstancias extremas es fundamental. La dureza mental es mayor que la física. Tienes que pensar en no estar al cien por cien en todos los sets porque si no te puedes venir abajo. Supimos aguantar y no volvernos locos, y en el momento que nos volvíamos locos, perdíamos el norte. Empezamos poco a poco a hacer el partido largo y lento para que fuese más mental que otra cosa, y nos salió bien.
¿Qué sensaciones tienes 24 horas después?
Son espectaculares, ya que te das cuenta de lo que hiciste. En el instante del triunfo hay muchas emociones que te impiden ver lo conseguido, pero cuando pasa un poco de tiempo, te das cuenta de lo que se consiguió, del trabajo del día a día, de lo duro que fue la pre-temporada y de lo complicado que está resultando para mí cambiar de lado de juego. Pensar y valorar todos estos factores es lo que más contento me pone.
Cinco partidos al lado de Matías Díaz y ya habéis lamido las mieles del triunfo, ¿no está mal el inicio?
Hemos tenido un inicio bastante bueno. El ganar o no en A Coruña hubiese dado igual, ya que el trabajo realizado está por encima de cualquier resultado. Nos planteamos no bajar de cuartos de final y de ahí en adelante todo lo que viniese pues mucho mejor. Desde el principio nuestro planteamiento era de menor a mayor, no podía ser de otra manera, teniendo en cuenta las circunstancias que mandaban a la hora de compactar una nueva pareja. Por suerte los resultados han llegado pronto, en nuestro quinto torneo. Ahora a plantar los pies en el suelo y seguir en la línea. Somos una pareja que sigue progresando con el trabajo diario y haciendo las cosas bien vamos a continuar con la senda marcada.
Hace un par de meses, en una entrevista, apuntabas a que estarías adaptado a tu nueva posición de juego pasada la mitad de temporada, ¿has adelantado tu adaptación o todavía de queda?
Sigo pensando en aprender cosas diariamente del juego de revés. Que hoy -por ayer- hayamos ganado no significa que esté adaptado del todo. Tengo que ser competitivo tanto en pistas lentas como rápidas. Todo cambia deprisa, tenemos que conseguir que nuestros chips cambien de un torneo a otro, nunca sabes cómo puede estar la pista y eso es una de las cosas más difíciles con las que te encuentras, la adaptación. Todo este trabajo para llegar a lo más importante: que Matías tenga claro que estoy preparado para jugar estos partidos vitales.
¿Te benefició el tipo de pista en la que se jugó el torneo de A Coruña?
Hay partidos que te benefician y otros que no. Si bien en los partidos previos a la final nos beneficio, cuando llegamos al partido decisivo, ellos empezaron encontrándose mejor que nosotros. Se adaptaron muy bien desde el principio. Pablo Lima no es un jugador para pistas tan lentas pero bregó sin fallos desde el inicio. Su juego es más de pegar que de jugar bandejas pero se desenvolvieron bien desde el minuto uno. Date cuenta de que tuvimos que ir remontando todos los sets menos en el quinto. La pista sí nos pudo beneficiar pero no con todas las parejas.
Las crónicas cuentan que lo bordaste. ¿Nos puedes analizar a grandes rasgos cómo jugaste?
Tenemos un juego en el que Mati es el que corre toda la pista y aguanta mucho el punto, mientras mi trabajo es la preparación y cuando puedo hacer jugadas que pueden resultar un tanto raras para definir, las intento. Nuestro juego se basa mucho en la fuerza mental más que en otra cosa, después si salen lances lindos, bienvenidos sean. Siempre intentamos llevar a cabo una táctica y no salirnos de ahí, ya que cuando jugamos desordenados lo hacemos tremendamente mal.
Perdisteis el primer set en la muerte súbita y en el segundo ibais por debajo con un marcador de 1-5. ¿Qué cambió en el partido para que pudieseis remontar?
Cuando nos salíamos de nuestro juego, no sabíamos qué hacer. Cuando seguíamos nuestra táctica, siempre peleamos el marcador. Creo que el estar ahí prendidos, aunque un quiebre por debajo, fue lo que nos dio la esperanza de igualar. Ellos sintieron eso, que no aflojamos, que seguíamos, que buscábamos como reaccionar. Eso fue lo que nos mantuvo en el partido siempre que fuimos abajo, que fue el 90 por ciento del tiempo total.
Cuatro enfrentamientos contra Juan y Mieres en la presente temporada y dos victorias para cada uno…
Las fuerzas entre las dos parejas están muy igualadas. Ellos nos ganaron dos veces en dos sets, mientras que nosotros lo hicimos una en tres sets y otra, en cinco. Hoy por hoy, sinceramente, creo que están un escalón por arriba. Ahí andamos metidos nosotros, buscando ese puntito por encima que es la regularidad. Eso es lo que diferencia a las dos primeras parejas del resto.
¿En qué momento del enfrentamiento tuviste medianamente claro que podíais ganar?
Sinceramente te puedo decir que fue en el último sets cuando nos pusimos 4-1 y vimos que Mieres estaba un poco cansado y tenía principios de calambres. Ahí fue cuando me dí cuenta de que si metíamos una marchita más lo teníamos ganado. Pero mira, lo tuvimos 4-1 con 15-40 sacando ellos y nos levantaron el juego. Ellos tampoco se rendían, creyendo firmemente que podían ganar. En aquel momento teníamos un punto más físicamente que ellos y supimos estar firmes.
Jugar sin Juan y Bela por la parte de abajo del cuadro, ¿os dio tranquilidad?
Siempre que juegas contra Juan y Bela sabes que ellos tienen más oportunidades de ganar que tú. Pero esto no significa que cuando vayas a jugar con las otras parejas esté todo resuelto. Creo que ejerce mucha más presión jugar contra parejas asequibles. Así se demostró en el torneo de A Coruña: Capitani y Limones ganaron a la pareja número cuatro, Grabiel y Lamperti perdieron contra Lahoz y Jardim; y lo de Juan y Bela en primera ronda… ahí está. Todos estos resultados vienen a confirmar que en la pista que jugamos es todo muy parejo. Por más que no estén Juan y Bela, el pase a la siguiente ronda no está asegurado.
¿Hay una cierta revolución de los modestos?
Las parejas de abajo este año se lo han tomado de manera más profesional y sienten que pueden ganar a cualquiera. Mentalmente, esto hace que puedan lograrlo. En mi modesta opinión, este nuevo orden es muy bueno para el pádel. Creo que es lo que faltaba. Antes jugabas una primera ronda y estabas tranquilo. Ahora, entras un poco relajado y a las primeras de cambio estás en el salón de tu casa.
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