Como amante del pádel hace años que empecé a jugar algunas competiciones, tanto a nivel federado como amateur, costumbre que poco a poco abandoné, ya que, sin dejar de lado la competitividad para querer ganar en este juego, mi deseo era DISFRUTAR, y llegó un momento que no lo hacía, por lo que decidí orientar mi juego a la mera diversión, así como al aspecto social del pádel.
En esos inicios, me aproveche de la amistad que aún mantengo con la ocho veces campeona del mundo Paula Eyheraguibel para pedirle consejo sobre que debería hacer ante mi primer partido en una competición. Su respuesta fue (en un prefecto argentino bahiense): ¡Juanpe … ‘DIVERTITE!!’….. Y ese consejo lo interioricé y lo sigo llevando a cabo.
Dentro de este deporte encontré una herramienta para potenciar mis relaciones sociales, sobre todo, en momentos críticos, pero también como mero juego, en el que mi mayor objetivo es divertirme, ya sea en un partido exigente como en partidos en los que dejamos de lado un 90% de la competitividad, para orientarlo a dedicar un tiempo a la diversión y la desconexión del día a día.
De cara a conocer datos estadísticos de los motivos por los que las personas practican deportes, encontramos en la Encuesta de Hábitos Deportivos del año 2016, que un 25,6% lo hace por diversión, entretenimiento y forma de relación social.
A pesar de que no contamos con datos específicos para pádel, el incremento de la práctica de este deporte en España podría atribuirse a alguno de estos motivos.
El pádel, como cualquier otro deporte, a nivel amateur, tiene un componente social extraordinario, que, sin dejar de ser un juegoen el cual el principal objetivo es ganar, es un potenciador de habilidades sociales, que nos permiten desarrollarnos personalmente e incrementar los beneficios para nuestra salud psicológica.
En mi caso en particular, el pádel me sirvió como apoyo social tras finalizar una larga relación sentimental, o para encontrar nuevas amistades durante los dos años que estuve viviendo en Sevilla, donde llegué sin lazos de amistad alguno.
A pesar de que el pádel sea una gran herramienta de relación social, al igual que cualquier otra modalidad deportiva, nos ayuda a generar endorfinas (proteínas que nacen en una parte del cerebro denominada “hipófisis”), las cuales estimulan los centros de placer en el cerebro y hacen que se genere una sensación de felicidad y nos alivien del malestar.
Esta podría ser una de las causas por las que jugar al pádel nos genera sensaciones positivas, y en consecuencia que lo consideremos como una actividad divertida. Asimismo, un factor que podría incrementar este sentimiento de felicidad a la hora de practicar el pádel sería el relacionarnos con personas con similares características de personalidad, o en muchos casos, complementarias, que hacen que nuestro lazo de unión con este deporte se potencie.
Por otro lado, y si quieres incrementar tu estado de felicidad, no dejes de jugar al pádel en épocas con mayores horas de luminosidad como el verano. Está demostrado que cuanta más cantidad de horas de sol y más luminosidad, menos problemas afectivos se producen.
Espero que durante tu periodo vacacional disfrutes del pádel tanto o más como en cualquier otra época del año, y ya sabes…..DIVERTITE!! como a mí me recomendó Paula.
¿A qué esperas para practicar pádel?…. VAMOS!!
(Artículo dedicado a mi AMIGA, la “eterna sonrisa”, Elsa Jorge, a la cual, NUNCA OLVIDARÉ).
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