La colosal pandemia se ha entrometido en cada uno de nuestros momentos de intimidad, familia, trabajo y diversión. Es como si el colchón de 65 millones de años que nos separaba de convivir con los dinosaurios se hubiese evaporado. No nos queda más que compartir el planeta y pelotear con un gigante invisible que bien podría inspirar otra de Spielberg.
Jurassic Park vs World Padel Tour
Frente a tantas adversidades, protocolos, y pisadas de T-Rex, el Adeslas Open 2020 nos ha dejado una sensación mezcla de orgullo y emoción. Todos los que sentimos en la piel la necesidad de que el pádel sea reconocido y admirado por toda la sociedad deportiva española y del mundo, nos golpeamos el pecho exultantes tras comprobar cómo el domingo el genial Federico Chingotto estrellara esa última volea en la red de la pista central del Madrid Arena. Un torneo inolvidable con un nivel galáctico, tanto en el cuadro femenino como en el masculino.
La madurez del circuito
Cabe preguntarse si podríamos encontrar señales positivas en todo este embrollo que ha puesto al mundo entero de cabeza, incluyendo a nuestro planeta pádel. Se me ocurre pensar en el nivel de profesionalismo que los jugadores del World Padel Tour han demostrado. Si bien es su deber mantenerse en forma frente a cualquier interrupción de la competencia, hay que remarcar que el impedimento de meses sin pisar la moqueta no se ha notado en el nivel de estos tres primeros torneos tras el reinicio. Contrariamente, nos han deleitado con uno de los mejores torneos que recuerdo, con cuatro semifinales y dos finales de antología.
Frente a todas las adversidades posibles incluida la pérdida de beneficios en pos de competir, el compromiso de estos chicos y chicas por su deporte ha quedado demostrado una vez más.
La unión y profesionalismo de los jugadores del circuito World Padel Tour debería inspirar y servir de ejemplo a más de un »dinosaurio de corbata», de esos que deciden los caminos del crecimiento del mundo pádel.
El ejemplo a seguir
La crisis es oportunidad. Es el mejor momento para ratificar quienes estamos comprometidos con un proyecto de deporte que incluya a todas las partes necesarias para que el pádel confirme su triunfo y se convierta en una parte de nuestro tejido cultural.
Es inspirado en esta madurez de los jugadores y jugadoras del circuito que se deberían reforzar los cimientos del pádel en todos sus niveles, desde el World Padel Tour y su necesidad imperiosa de conectarse mejor con el pádel amateur, a las federaciones y sus autoridades que a veces parecen perder la brújula y poner los huevos en su propio nido de dinosaurio.
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