Quién iba a pensar que la disolución de la pareja formada por Marta Ortega y Sofia Araújo, tal y como se dio, con la portuguesa nada contenta con la decisión de la madrileña, iba a tener un segundo capítulo y, sobre todo, que iba a lograr un regreso dorado tan rápido.
Juntas, la española y la lusa se plantaban en la final de Génova sin hacer ruido pero demostrando un pegamento muy sólido, un timonel que les ha sabido llevar por buen camino (Seba Nerone) y, sobre todo, haber olvidado el pasado, haberse lamido las heridas y haber reseteado todo, poniendo el cuentakilómetros a cero. Así, se presentaban en el 20×10 del Valletta Cambiaso Tennisclub, donde les esperaban Ari Sánchez y Paula Josemaría, números 1 y grandes favoritas.
Las chicas de Ángel González llegaban aumentando su distancia de puntos en el ranking y con la hoja de ruta clara, apretar, moverse y aprovechar su talento para incidir constantemente desde la red, pero su estrategia solo funcionaba de frente para arriba, en su cabeza.
Y es que la pareja de Nerone salía en tromba, como ya lo hiciera en los cuartos de final y en las semifinales, y rápidamente hicieron su servicio en blanco y quebraron en el segundo juego del partido, yéndose al primer paso por banquillos con el mejor resultado posible (0-3).
Se fueron sucediendo los juegos sin que ninguna pareja sufriera con su saque, pero las líderes del ranking estaban muy paradas, en especial una Ari a la que se veía cabizbaja en la pista y más todavía en el banquillo, sin casi opinar en los cambios y sin ideas, al tiempo que su entrenador trataba de enchufarlas al partido, les animaba y encendía, pero no conseguía resultados, seguían maniatadas por el pádel-control de Ortega (quien fijaba muy bien a Ari en el paralelo) y el poderío aéreo de Araújo.
Así llegaron al noveno juego, desenlace del primer set, favorable al dueto hispanoluso por 3-6.
En el segundo, la reusense parecía arrancar ligeramente, manteniendo el marcador pegado al de sus rivales (2-2) tras romper al resto; el partido siguió igualado hasta el décimo juego, donde tras varias bolas de break y de set, les costaba mucho a las de Nerone cerrar el servicio de Martita, pero lo conseguían y, posteriormente, se citaban las cuatro en el tie break.
La muerte súbita, premio para unas y vida extra para las otras, tendría una única pareja sobre la pista. Totalmente descolocadas y desdibujadas, Ari y Paula anotaban un solitario punto por los 7 de Ortega y Araújo, quienes festejaban y sonreían explotando de felicidad (3-6 y 6-7).
Primer título como pareja y primero para el argentino como entrenador, además del primero también para Araújo en Premier Padel, mientras que para Josemaría y Sánchez suponía la segunda final perdida este año tras la de Sevilla.