Jornada de finales en Valladolid, todo o nada, gloria o saborear las mieles muy de cerca pero sin tocarlas. El OYSHO Valladolid FIP Gold abría las puertas de su pista central para dar la bienvenida a ocho protagonistas que iban a jugarse levantar un título en una temporada en la que, seguramente, no tendrán muchas más opciones de hacerlo, por lo que desbordaban ilusión.
Eso se notó en ambas finales, en el nerviosismo que por momentos se adueñó de los protagonistas y, por ende de los marcadores que, por cierto, acabarían siendo muy parecidos.
En el apartado femenino, se citaban en la red Bea Caldera y Lorena Rufo a un lado y Sandra Bellver y Marta Borrero al otro, final inédita en la que las dos primeras golpearían en un inicio con mayores revoluciones en su juego (6-3) para luego despertarse las oponentes y darles merecida respuesta, igualando los registros (3-6) y haciendo que todo estuviera como en el inicio.
En el tercero, tras un breve paso por banquillos, volvían a dominar Caldera y Rufo, más dispuestas a asumir riesgos y a llevar el peso del encuentro (no en vano eran las favoritas al ser las nº1 del torneo). Su riesgo, como decimos, pagaría doble, y les daría gran rédito, obteniendo un margen amplio rotura a rotura para cerrar el encuentro con un 6-3, 3-6 y 6-2.
Pasando a los chicos, mencionar que los protagonistas del duelo de este sábado eran, por un lado, Javi Rico y Juanlu Esbrí, y por el otro José Solano y Luis Hernández. Al igual que ocurriría en el cuadro femenino, los pronósticos previos acabaron siendo realidad y dieron el título a la pareja que por ranking partía como favorita, los dos primeros.
También empezarían por delante Rico y Esbrí, abriendo el marcador a base de conseguir ser más resolutivos al resto y eso les permitió ir directos a por el primer set (6-3).
Lejos de venirse abajo, Solano y Hernández quisieron demostrar que su presencia en la final no era fruto de la casualidad y consiguieron responder con ímpetu aunque no con soltura, pero se pusieron por delante con mucho trabajo y ya no perdieron la ventaja (4-6).
Había que cerrar filas en el tercero y cometer los mínimos errores posibles, y en esa fórmula, el valenciano y el castellonense fueron mejores, acertando prácticamente siempre en la toma de decisiones y consiguiendo que su pádel obtuviese más beneficios y juegos que los de sus rivales. Así, con varios breaks a favor, pondrían el broche dorado a su torneo para salir en la foto de campeones (6-3, 4-6 y 6-3) y levantar el segundo título del año tras el obtenido en el FIP Promotion La Cala en enero.