Su cinta en el pelo es eterna, igual que su ambición, su espíritu de sacrificio y sus ganas de ganar. En esos calificativos se puede resumir muy brevemente lo que es Carolina Navarro, una jugadora fantástica, histórica que, desgraciadamente, enfilará en 2025 su último año como profesional.
Si la despedida de Fernando Belasteguín dolió por todo lo que significó para el pádel, no será menos dolorosa la de Carol, la malagueña eterna que a lo largo de los años ha elevado el pádel a un nivel sublime.
Una de las figuras más laureadas de nuestro deporte tanto a nivel nacional como internacional, que a sus 49 años colgará la pala tras haber estado más de 30 años compitiendo al más alto nivel, se dice pronto.
Con humildad y un gran espíritu de superación, fue progresando hasta llegar al número 1, lugar en el que estuvo la friolera de nueve años y habiendo ganado 100 torneos internacionales y habiendo levantado en 12 ocasiones el título de campeona de España, además de tres mundiales por parejas (2000, 2006 y 2012) y cuatro por equipos (1998, 2000, 2010 y 2014), una vez campeona de Europa por parejas y por equipos (2019), así como varias medallas al Mérito Deportivo, siendo su etapa de mayor éxito junto a Cecilia Reiter, el famoso Team CyC., dos jugadoras que cambiaron por completo la forma de jugar en lo que al pádel femenino se refiere.
Pero también jugó al lado de otras como Paula Eyheraguibel, Eli Amatriain, Icíar Montes, Claudia Jensen, María Eulalia Rodríguez, Patrícia Maria Ribeiro, Carolina Orsi o Alejandra Salazar, dejando siempre su sello en la pareja y demostrando todo el pádel que lleva dentro, sin dar nunca una sola bola por perdida.
Más allá de los títulos y de su gran palmarés, queda la persona y en el caso de Navarro hay que destacar lo directa y sincera que ha sido siempre, intentando defender a capa y espada el pádel y los intereses comunes, ayudándolo a crecer y a ser más internacional cada día.
Pero Carol no ha vivido solo del deporte, puesto que junto a su hermana puso en marcha la Asociación Palas Para Todos, cuyo fin es la integración de personas con capacidades diferentes en el mundo del pádel, sin duda una labor digna de aplauso.
En definitiva, una trabajadora incansable a la que tendremos todavía un año entero por delante para disfrutar y para despedir. Que nadie dude que en 2025 terminará su carrera como suele hacer, tirándose de cabeza a por cada bola y viviendo cada partido con la mayor de las ilusiones.
Gracias Carol, por todo el pádel que nos dejas.