Aunque todos los focos apuntaban durante estos días a Fernando Belasteguín por su excelente trayectoria, lo cierto es que ha habido otro jugador que ha decidido colgar la pala y que también cuenta a sus espaldas con una carrera sobresaliente; quizá no en cuanto a títulos, pero sí que en lo que respecta al cariño y respeto de sus compañeros.
Se trata de Diego Ramos, un jugador que durante muchos años estuvo compitiendo en World Padel Tour siendo uno de los trotamundos, de esos jugadores que cambiaban de pareja con asiduidad, habiendo jugado con Adrián Blanco, Víctor Ruiz, Jorge Ruiz o Rafa Méndez y ya en su etapa de A1 Padel, junto a Juan Manuel Restivo, Pablo Barrera, Agustín ‘El Loco’ Torre o Aimar Goñi, todo ello sin olvidarnos de su faceta como técnico en la Academia de Gustavo Pratto en Valladolid, habiendo dirigido desde el banco a diferentes duplas.
Sin embargo, lo que más han destacado siempre del uruguayo es su faceta personal, sus grandes valores, compromiso y cercanía, un jugador con el que juntarse también fuera de la pista y de los que hace equipo.
El drive suramericano concluye esta magnífica etapa desde el puesto 16 del ranking, con 39 años y habiendo llegado esta temporada a la final en el Open de San Lúcar, además de ser claramente el referente de su selección durante varios Mundiales.
Un jugador que se hace querer y para el que muchos de sus compañeros han tenido palabras de alabanza.
Mucha suerte en tus próximos proyectos, Diego.