El torneo de París ha significado una muesca más en el cinturón de Arturo Coello y Agustín Tapia, una vuelta de tuerca más a su extraordinario rendimiento que, desde la vuelta de vacaciones, está siendo excepcional.
Cada vez más parece importarles poco o nada las condiciones de juego o los rivales que haya enfrente, ni siquiera aunque estos sean Ale Galán y Fede Chingotto, la pareja más en forma del año junto a ellos, la que les ha arrebatado algún que otro título. Pero en París, en Roland Garros, en la mítica Philippe Chatrier, Coello y Tapia no han dado opción alguna.
Avasallando desde el inicio, con una puesta en escena prácticamente perfecta, haciendo muy pequeños a Galán y a Chingotto, hiriéndolos una y otra vez, rasgándoles las vestiduras y haciendo sangre constante. Podría decirse que en la final prácticamente jugaron solo dos, porque Ale y Fede no encontraron a las musas, sufriendo dos breaks en la primera manga y soltándoles en la escalada en cuanto se puso el partido un poco cuesta arriba.
Un 6-2 que no duró ni media hora y que dio paso a otro parcial más contundente si cabe; la desesperación de Galán y Chingotto era evidente, pues sus golpes y sus intentos constantes por cambiar el rumbo del partido fueron infructuosos. Una concatenación de errores de un lado, sufrimiento mediante, y de aciertos por el otro, bailando prácticamente sobre el 20×10 los líderes del ranking, tomando siempre decisiones acertadas.
Galán y Chingotto no estaban, se les esperaba en la reanudación pero nunca llegaron a comparecer, pasándoles por encima sin piedad alguna el de Catamarca y el de Mojados.
Dos breaks más para ellos para terminar con un 6-2 y 6-1, golpe sobre la mesa y mayor distancia en el ranking. Arturo y Agus vuelven a ser los reyes de París.
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