Queríamos espectáculo y lo tuvimos, vaya si lo tuvimos. Sobre el papel, la final masculina del Madrid P1 se antojaba un dulce, un postre magnífico a una semana de enorme pádel, pero una vez que arrancaron las hostilidades en el 20×10, el partido superó las expectativas.
Cuatro jugadores que arrancaron una y otra vez los «uys» en la grada, los aplausos y las caras de incredulidad ante lo que pusieron en escena. Cualquier partido previo, cualquier estadística o idea preconcebida se queda en nada, porque con la bola rodando cualquier cosa puede pasar.
Se juntaron los astros en el Wizink Center, una conjunción de estrellas que confluían en un rectángulo azul. Los cuatro sabían lo que era ganar y perder esta temporada, vencer con amplitud y de manera muy justa, por lo que todo dependía de los banquillos, de la mente pensante de los capitanes del barco.
Jorge Martínez a un lado con Ale Galán y Fede Chingotto, y Gustavo Pratto al otro con Agustín Tapia y Arturo Coello, los nº1 contra los nº2, dos timoneles para llevar la emoción al máximo nivel.
Con todo eso, la acción comenzó, pero no sabemos si el hecho de jugar ante su gente, el hecho de estar peleando por un título u otro motivo, el caso es que Galán no empezó con la soltura habitual sino con la luz semiapagada. Pedía las bolas, quería jugar, controla y definir, pero no terminaba de hacerse dueño del partido y sus errores pagaban más caros que sus aciertos, lo que acabó por desnivelar la pista y el marcador a favor de los nº1, con más opciones de break (seis por dos) que les dieron alas y les pusieron velocidad de crucero hasta el noveno juego, en el que consiguieron la mayor ventaja (3-6).
Las prisas de Galán fueron en aumento, mientras que su entrenador pedía calma, no enfadarse, estar centrados y trabajar unidos, al local le podían las ganas y eso se hizo notar más todavía en sus imprecisiones.
Sin embargo, en un momento dado, algo que antes no habían conseguido, hizo ‘click’; con 2-5 abajo, se soltaron Ale y Fede y decidieron remontar. Trabajando a destajo, sin mirar la hora ni el esfuerzo, remaron poco a poco (3-5, 4-5, 5-5) y lograron finalmente forzar el tie break.
Lo más difícil estaba hecho y ahora sí el «león de Leganés» rugía como no lo había hecho antes mientras que mínimas dudas emergían en el bando contrario, hasta que el desempate se inició. Otra vez Tapia y Coello pusieron la maquinaria en marcha y se aprovecharon de que tenían ya un set y que por tanto tenían más margen para jugar más calmados y pensando más sus jugadas (de hecho anotarían 18 errores no forzados por los 25 de Ale y Fede), lo que derivó en el 3-7 que les valdría para alzarse con el título en Madrid (3-6 y 6-7).
Décimo cara a cara del año entre ambos, con cinco victorias para cada uno, pero con dos consecutivas por parte de Arturo y Agus (Málaga y Madrid). La pelea por el liderato del ranking y por los títulos está en todo lo alto. Que se suba al carro la pareja que pueda mantenerles el ritmo.