Resultado inesperado en la primera de las semifinales femeninas. Obviamente, por ranking, era un partido en el que cualquier cosa podía ocurrir (parejas 1 y 3), pero si había alguna favorita, claramente ese título les correspondía a Ari Sánchez y Paula Josemaría.
Y más tras la exhibición en la primera manga, que fue casi un camino de rosas de principio a fin para las nº1. Ari y Paula impusieron varias marchas más a su motor, le metieron cadencia de juego y percutieron una y otra vez, abriéndose camino a base de roturas (2 de 2) ante Gemma Triay y Claudia Fernández, pero las oponentes respondieron con una también en su casillero, si bien el control era de la catalana y la extremeña, que hicieron valer sin problemas su servicio para tener en su haber el definitivo 6-3.
A partir de ese momento, sin embargo, la fortaleza mental cambió de dueñas y Triay y Fernández se reforzaron, encontraron la luz, el camino, la oportunidad de hacer algo importante en el partido y, piedra a piedra, pasito a pasito, se pusieron a trabajar en ello. La menorquina y la madrileña se lo creyeron y les funcionó, porque fueron ascendiendo y con cada metro encontraban mejores sensaciones a la par que Ari y Paula oscurecían su semblante. Algo se barruntaba con el agitamiento del set, pues de las tres opciones de rotura del primero se pasó a nada más y nada menos que 17. Una locura que benefició a las nº3 del ranking, quienes presentaron su candidatura con un 4-6.
Y después la locura total. Porque si el crecimiento de Triay y Fernández había sido bueno, ahora lo iba a ser todavía mayor. Ari Sánchez, para desesperación propia y del equipo, desapareció, su pádel se sentó en el banquillo y empezó a acumular muchos errores, demasiados para lo que acostumbra, mientras que Gemma se arrancó a dominar por arriba y Claudia en el manejo.
Consecución de aciertos para ellas con cuatro bolas de break de las que convirtieron dos en realidad para abrir brecha y no frenarse, obteniendo un parcial inesperado e increíble minutos antes (6-3, 4-6 y 1-6). La cara de Paula y sobre todo la de Ari era un poema, pues se les había escapado la final y la posibilidad de luchar por un título; las de Gemma y Claudia, alegría total.
Acto seguido aparecerían cuatro jugadoras que nos dejaron un encuentro que fue de más a menos y que acabó con un gran dominio por parte de la pareja favorita.
Martita Ortega y Sofia Araújo arrancaron los dos primeros sets muy desdibujadas ante Bea González y Delfi Brea y eso se paga. Cierto es que no están las nº2 a su mejor nivel tras volver de la lesión de la andaluza, pero su ritmo sigue siendo inalcanzable para la mayoría una vez que cogen cadencia, máxime teniendo en cuenta que ya sabían que sus grandes oponentes habían caído y que eso les valía para recuperar en forma de puntos parte del terreno perdido en los torneos anteriores.
Así las cosas, se presentaron con un break en el primer saque de Martita y Sofia para poner el 0-2 en el luminoso y decir «vais a sufrir». Cuando se quisieron dar cuenta la local y la portuguesa, estaban con 2-5 abajo y contra las cuerdas, pero encontraron aire, nadie sabe de dónde, pero Brea y González fueron incapaces de cerrar la manga cuando lo tenían todo a favor y sus oponentes recuperaron todo lo perdido (3-5, 4-5, 5-5) y terminaron por invitarlas con firmeza al tie break. Allí, las de Carlos Pozzoni mantuvieron la inercia positiva (llegaron a estar 4-1) pero en esta ocasión la recuperación vino del otro lado, volviendo a emparejar todo (4-4 y 5-5) y finalmente dando la puntilla con un 6-8 (6-7 en el set).
El golpe mental lo acusaron Sofia y especialmente Martita, quien no encontró su «pádel-control» en el segundo capítulo y se perdió en un mar de roturas en contra (dos en cinco opciones que tuvieron Bea y Delfi), lo que hizo que la pareja estuviera muy intermitente y que volviera a verse con un 1-5 en contra. Ahora sólo pudieron recuperar un juego y así vieron cómo su posible pase a la final se esfumaba en favor de la malagueña y su compañera argentina (6-7 y 2-6).