Málaga, como casi todos esperaban, será una nueva demostración de fuerzas entre las dos parejas más en forma, las que más títulos acumulan este año y las que, de momento, miran al resto por encima del hombro y siempre hacia abajo, pues muchas cambian intentando alcanzarles pero la distancia es mayor torno tras torneo.
El Pabellón Martín Carpena se vestirá de gala este domingo para el derbi habitual, ese al que estamos acostumbrados domingo sí, domingo también y que siempre ofrece cosas nuevas, pequeños detalles tácticos que pueden cambiar el rumbo de los acontecimientos.
Para llegar a él, a ese partido por el título, Ale Galán y Fede Chingotto se veían con una pareja a la que han superado por derecha y por izquierda, una dupla a la que le han arrebatado el puesto a rebufo de los líderes y que precisamente por su buen hacer, han obligado a que se separe y busque nuevos ingredientes para reforzar su fórmula: Franco Stupaczuk y Martín Di Nenno.
Un partido que el año pasado hubiese sido una batalla sin cuartel pero que en 2024 tiene claros dominadores, Chingotto y Galán, por más que los ‘Súper Pibes’ se empeñen en competir, las cosas contra ellos nunca les salen, o sí lo hacen pero el rendimiento del binomio hispanoargentino es mucho mayor.
El caso es que en tierras andaluzas no fue diferente y en apenas hora y media ya tenían despachado el asunto Ale y Fede con un 6-2 y 6-4 y un remate de Fede Chingotto, su golpe menos habitual. Último partido juntos y rumbos distintos, Franco y Martín encaran ahora nuevos proyectos y su ‘last dance’ tampoco ha terminado con buenas sensaciones.
En el otro lado, también aroma de despedidas, perfume de »hasta aquí hemos llegado con más sombras que luces». Paquito Navarro y Juan Lebrón tenían que superar a Arturo Coello y a Agustín Tapia para regalarse (y regalar al público) una última actuación, que hubiese sido épica de haber podido conseguirlo y posteriormente haber levantado el título en Andalucía, su tierra, pero aunque ofrecieron una clara línea de mejora, con talento no basta.
Sus caracteres, volátiles en ocasiones, con demasiada pólvora y excesivamente exigentes, no les han permitido sacar su mejor versión ni la de su compañero, perdidos en algún que otro partido y sufriendo más de la cuenta ante rivales de menor ranking.
Cierto es que tras su decisión, empezaron a soltarse y a ofrecer el nivel que se esperaba de ellos y tanto en el anterior torneo como en este venían volando, hasta que se toparon con la realidad en forma de argentino y español.
Este binomio se cruzó en su camino y les frenó en seco, no con su derroche de dominio abrumador habitual, sino trabajando y juntando líneas, especialmente en una primera manga que fue loca, que tuvo nueve oportunidades de break para cada una, lo que demuestra que aquí en Málaga el saque se está cotizando a un alto precio.
La clase de Tapia y Coello les permitiría salir airosos del intercambio y ponerse por delante en la eliminatoria (6-4) y después aguantar las acometidas constantes del gaditano y el sevillano, exigidos y teniendo que forzar la máquina para obtener cada uno de sus juegos.
Al final, cuando ya se olía el tie break, Coello y Tapia volvieron a dar otro paso al frente y se hicieron con el tercero de sus breaks, rompiendo así la inercia y abrochando a su favor el encuentro (6-4 y 7-5), despidiendo a su vez a Paquito y Lebrón y a su proyecto. Otro baile que servirá para ver dos nuevas parejas y, en principio, nuevas opciones a los títulos.