Porque 14 años pueden ser pocos, o muchos, dependiendo de lo que se tenga en cuenta. Si hablamos de liderar el ranking de un deporte cada vez con más seguimiento y más importante en cifras, sin duda alguna, es toda una hazaña.
Si a esos 14 años le ponemos al lado un nombre, el de Fernando Belasteguín, ya estamos hablando de historia viva, de records, de hazañas, de épica, de autoexigencia y casi perfección, multitud de adjetivos que se quedan cortos.
Con apenas 22 años ya era el líder del ranking y desde entonces no ha bajado de lo más alto del escalafón. Su constancia y determinación, su ansia de mejora constante y, por supuesto, saberse rodear de los mejores (primero 13 años con Juan Martín Díaz y ahora con Pablo Lima, además de un extraordinario cuerpo técnico), han sido algunos de sus aciertos a lo largo de su prolífica carrera.
Si miramos el mundo del deporte, no hay ningún caso similar. Otros, como Miguel Induráin, Michael Schumacher, Pete Sampras o Roger Federer han sido casos parecidos de éxitos en sus respectivas disciplinas, pero siempre mirando al de Pehuajó de lejos.
«Antes de radicarme definitivamente en España tenía una novia en Argentina, pero mi vida cambió a partir del año 2003. En octubre de este año conocí a Cristina y recién en junio de 2004 comenzamos de novios. Te diría que fue el torneo más difícil que tuve en estos 14 años, convencerla para que fuera mi novia primero y luego mi mujer en 2008, pero saqué todas las artimañas aprendidas en Pehuajó y dieron resultado (risas)».
Tras formar pareja se asentó en Barcelona, donde vive actualmente, y la familia fue creciendo poco a poco: «En diciembre de 2008 nació mi primer hijo, Federico, y ahí me terminó de cambiar la vida; luego ya llegaron las dos pequeñas, Sofía en 2010 y Bea 2013».
Cuando tenías 22 años y comenzaste a jugar con Juan Martín ¿te imaginaste algo parecido a lo que has vivido en estos 14 años?
Cuando me llamó Juan a finales de 2001 para jugar juntos sabía que tenía un compañero competitivo y que podíamos aspirar a todo, pero nunca me imaginé lo que al final hemos logrado… una locura, más de un tercio de mi vida como número 1.
Además el pádel ha cambiado mucho en este tiempo, no tiene nada que ver a lo que era hace 5 años ya ni te cuento hace 15 años, era otro pádel. Quién se podía imaginar que hoy todos los jugadores tendrían entrenador, psicólogo, preparador físico. Hoy sí se puede decir que es profesional.
¿Cuál es el mejor recuerdo de estos 14 años?
Ya lo he dicho varias veces, nunca olvidaré el Campeonato del Mundo de 2004, que se jugó en Argentina. Salir campeones delante de mi padre, que fue siempre mi primer crítico, el que me exigió en todo y poder retribuirle con ese título fue muy emocionante, además porque pocos días antes tuvieron que operar de urgencia a mi madre. A pesar de que he vivido muchos buenos momentos, ese será inolvidable.
¿El juego de Belasteguin también ha cambiado en este tiempo?
Sí claro, en muchos aspectos, pero principalmente en mi juego ofensivo. Siempre me han tenido como un jugador defensivo y he ido evolucionando con el deporte. He aprendido a atacar mejor, ser más punzante, pero todavía tengo mucho que aprender, estoy muy lejos de los buenos jugadores ofensivos.
¿Cómo definirías esta primera temporada con Lima?
La verdad que me ha sorprendido porque nunca pensé que nos acoplaríamos tan fácilmente. Te puedo decir que quitando el 2006 cuando acabamos invictos con Juan, ha sido este mi mejor año. Además, esa vez que estuvimos 21 meses sin perder, ya llevábamos 4 años jugando juntos.
La predisposición con Pablo ha sido muy buena desde el comienzo. Tenemos muy claro que este es un deporte de pareja, con lo cual los dos nos debemos sentir a gusto en la pista. Intentamos que el compañero se sienta cómodo y tenemos una visión muy parecida del pádel. El ego personal no nos interesa y esa es una parte clave del éxito.
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