Destilarían intensidad y muy buen juego las dos semifinales masculinas del Sevilla P2. Dos partidos enormes que, por un lado, iban a dejar al público algo frío por no poder contar con un representante local en la lucha por el título y que, por el otro, iba a hacer crecer a un jugador que, ante la falta de centímetros, suple esa carencia con despliegue, empuje y con un criterio magnífico a la hora de jugar.
Los primeros en tomar protagonismo serían Franco Stupaczuk y Martín Di Nenno ante, obviamente, Paquito Navarro y Juan Lebrón, grandes favoritos de la grada. Regalo de partido para la hinchada sin premio final en cuanto a victoria pero sí en cuanto a espectáculo.
Stupa y Di Nenno llegaban al partido tras no poder estar en las semis en Bruselas y tenían ganas de una nueva final, mientras que Paquito y Juan buscaban regalarles a los suyos un día más de alegrías, su primera final en esta etapa. Pero nada de las dos cosas iba a ser fácil.
Break para los argentinos en el arranque, confirmación de su saque y otro break más; el partido se ponía cuesta arriba para un Lebrón y un Navarro que no encontraban premio en su servicio (4-1) y que se veían muy contra las cuerdas pero como no era la primera vez que les ocurría, tomaron la receta de siempre: juntar líneas, empezar a moverse y a sacar tiros desde todos lados, poniendo el empate al paso por el undécimo juego (5-5). Sin embargo, en su ‘prime’, cuando todo parecía que lo tenían de cara, Franco y Martín encontrarían la manera de volver a romper y secar la pólvora de los españoles, quienes remaban pero no llegaban a la orilla (7-5).
La dinámica positiva de los chicos de Rodri Ovide no se iba a ver perjudicada por este golpe, y demostraron que saben reponerse, saliendo a morder desde el inicio con un parcial importante (0-3), diferencia que no se iba a reducir y que les iba a permitir, en un set rápido, igualarlo todo y elevar los decibelios en la grada (3-6).
Combate golpe a golpe en el que, esta vez, los de mayor intensidad iban a ser de los ‘Súper Pibes’, al menos los primeros, consiguiendo poner ellos la diferencia en el luminoso y obligar a que Paquito y Juan, con el apoyo de los suyos, remontaran. El 3-3 aparecía cuando de nuevo el pádel-control de Di Nenno y la astucia de Stupa iban a conseguir secarles y poner tierra de por medio con otros tres juegos seguidos. La rebelión se cortó de raíz y los chicos de Carlos Pozzoni respiraron aliviados (7-5, 3-6 y 6-3).
Gesto más que deportivo de Di Nenno y Stupa, dejándoles a sus rivales la entrevista post partido para que pudieran agradecer al público y para que recibieran el cariño de una grada totalmente entregada.
En la semifinal que cerraba la jornada aparecería de nuevo la kriptonita, el punto más débil de Agustín Tapia y Arturo Coello. Una debilidad que tiene dos nombres propios: Ale Galán y Fede Chingotto.
El español y sobre todo el argentino, fueron capaces de noquear el habitual repertorio de tiros y de invención de los nº1. Como decimos, el menudo jugador argentino se hizo enorme y especialmente con su volea de revés bloqueaba todo lo que venía por su lado y causaba mil y un estragos por el medio, abriendo huecos constantes y provocando que Coello tuviera que recuperar su posición en defensa para ir a buscar la pelota.
Le tiene tomada la medida el »Superratón» de Olavarría al de Mojados, a quien desespera en cada partido y le obliga a estar siempre atento, a ir y venir constantemente y a tener que tirar mil y un globos para superarle (único modo en el que puede quitarle de la red). En tres torneos que llevan juntos el rendimiento que Chingotto y Galán están obteniendo es sublime, al alcance de pocas conexiones, rápida, eficaz y tocando ya metal, como ocurrió en Bruselas, y ahora volvieron a ser más que imponentes en su rendimiento para llegar a su tercera final.
Comenzaban las hostilidades con Ale y Fede mandando y proponiendo, un 0-2 de entrada que aunque se igualó al paso por el sexto (3-3) tras una gran recuperación de Coello y Tapia, serían otra vez los chicos de Jorge Martínez los que pisaban el acelerador para marcharse y asestar el primer golpe a la mandíbula de los líderes. Un 3-6 que servía de aviso y que dejaba claro que querían aguarles la fiesta.
En el segundo set, llegaría la fiesta total. Golpe mediante de Galán en su zona noble tras recibir de lleno un remate de Coello y parón momentáneo en el juego, además de una pequeña discusión entre el propio jugador de Leganés y el de Catamarca con cruce de declaraciones que, afortunadamente quedó en nada y que el árbitro acrecentó más de la cuenta innecesariamente (con un warning al madrileño que no tendría que haber aparecido porque los cuatro estaban simplemente conversando y solucionando el asunto en la red de manera muy diplomática), la atención se quedó en la pista con un derroche de los cuatro.
Más intermitente en el lado del vallisoletano y el argentino, sobre todo del primero, que ante los dolores que le estaba provocando Chingotto no encontraba anestesia posible a pesar de colocar un 3-1 en el marcador, la suma de puntos y jugos fue en aumento hasta que, con el 4-5, tuvieron ocasión de cerrarlo Ale y Fede, pero un arrebato de Coello y Tapia lo evitó, poniendo el 5-5 que fue, sin embargo, un espejismo de reacción. De nuevo volverían Ale y Fede a ser los que proponían y, además, acertaban en sus decisiones, a pesar de que Galán se precipitó en un par de remates que pudieron costarles caros, pero solucionaron el embrollo con dos juegos seguidos y con el definitivo 3-6 y 5-7 que campeó en el marcador de La Cartuja.
Arturo y Agus se quedaban sin final, lugar al que habían llegado en todos los torneos del año y parece que con muchas tareas pendientes, porque Chingotto y Galán les han encontrado las debilidades y eso seguro que les hiere en el orgullo.