En el Día Internacional de la Mujer, Ari Sánchez y Paula Josemaría demostraron su energía, favoritismo y dominio. Dos jugadoras que arrollaron en la final del Qatar Major y que no dieron opción alguna a sus rivales, dejándoles únicamente las migajas del partido, juegos contados con los dedos de una mano.
Las números 1 han olvidado el sesteo que tuvieron al final de la campaña pasada y se han puesto las pilas de nuevo, buscando mejorar unos números ya de por sí impresionantes y dándoles igual si delante están sus máximas rivales o una pareja nueva cargada de ilusión: llegan y arrasan.
Ante Claudia Fernández y Gemma Triay empezaron con las revoluciones altas y el radar bien ajustado, creando y proponiendo un juego valiente, atrevido, cargado de intención y siendo capaces de salir por delante de la locura que fue el primer set, en el que las restadoras estuvieron mucho más acertadas que las sacadoras, viéndose hasta 14 opciones de breaks. Una montaña rusa muy loca, de subidas y bajadas constantes en la que la pareja que más minimizó daños, Josemaría y Sánchez, salió por delante con solo dos roturas en contra (por tres de Gemma y Claudia), traducido todo ello en el primer paso hacia el título (6-3).
Lejos de conformarse, la continuación del partido sirvió para ver una mejor versión de las pupilas de Claudio Gilardoni, más asentadas, reduciendo errores y cerrando en sus saques cualquier posibilidad de ataque. Se le empezaron a notar a Claudia los nervios por las alturas de competición y aunque con clase aguantó y peleó, no fue suficiente para sustentarse en la pista.
Tras los primeros intercambios del segundo set, seis juegos seguidos de las números 1 cerraron la contienda y les dieron su segundo título de la temporada, estadísticas inmaculadas (6-3 y 6-1). Una hora y media de pelea para salir mucho más reforzadas y con más ventaja al frente de la tabla.