Este jueves 2 de noviembre era un día sin medias tintas, »matar o morir» como se decía en las novelas bélicas antes de iniciar una batalla. No había lugar a la duda ni al sesteo, era todo o nada, viajar a México o quedarse en casa sin la oportunidad siquiera de llegar al aeropuerto.
Cuatro parejas lo consiguieron en una jornada que tuvo de todo menos tranquilidad, en la que los sustos y la tensión pasaron de un partido a otro, »de oca a oca», porque siempre les tocaban aparecer.
Únicamente Toni Bueno y Marc Quílez se libraron, aunque por muy poco, de las taquicardias, aunque sí que al menos tuvieron que apretar para soltarse en el marcador; Martín Sánchez Piñeiro y Borja Yribarren se lo pelearon en el inicio de cada set pero con el paso de los minutos su efervescencia se fue apagando y quedó solo la de Bueno y Quílez que, con un 3-6 y 3-6, consiguieron el premio a su entrega.
Francisco Guerrero y Teo Zapata, a pesar de ser claros favoritos, tuvieron que remontar en un partido larguísimo ante Álvaro Meléndez y Cristian Germán Gutiérrez, una dupla que parece haber encontrado el camino directo a las grandes actuaciones en muy poco tiempo.
Los tres parciales se resolvieron igual, con los mismos registros, y sin permitir más que un quiebre en cada uno de ellos para terminar con un 4-6, 6-4 y 6-4.
Dos sets tuvieron que ganar, pidiendo la hora, Diego Gil y Nacho Sager para superar a Íñigo Jofre y Daniel Windhal. A pesar de que el cansancio por el partido del día anterior era mayor en Gil y Sager, suya fue también la iniciativa y el mayor peligro en el punto más importante de cada set; lejos de arrugarse por la igualdad reinante, decidieron apostarlo todo a la pelea y a subir las revoluciones, y les salió cara gracias a un 5-7 y 4-6.
Para terminar, José Solano y Jaime Fermosell se opusieron a Enrique Goenaga y Javier Martínez tras un buen comienzo, sólido y contundente (3-6) que se transformaría en un segundo set de alternativas constantes, de pelea tota y de tener que llegar incluso al desempate para conseguir romper la equidad. Goenaga y Martínez serían quienes se hicieron con él para llevar la discusión un paso más allá.
En el tercero, otra vez, José y Jaime tomaron el mando de las operaciones y volvieron a convertirse en los señores del encuentro con un break que subió a su marcador y que posteriormente les permitió ampliar distancias hasta colocar un 3-6, 7-6 y 3-6.
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