Tras lo visto en las previas, había brotes que nos hacían presagiar que este torneo de Amsterdam iba a tener unas cuantas sorpresas, que lo exigente del calendario iba a provocar algún que otro susto y que, en el tramo final de temporada, la exigencia para los de arriba, iba a ser mayor que nunca y ahora es el momento de separar a los buenos de los muy buenos.
Y en esas estábamos cuando aparecieron por la ciudad holandesa dos jugadores, uno de Valencia y otro de Sevilla, para poner patas arriba el torneo, dinamitar todo y provocar un tsunami en el cuadro. Álex Arroyo y Gonzalo Rubio se medían a Arturo Coello y Agustín Tapia en un duelo a todas luces desigual por ranking pero que juntaba a cuatro bombarderos que no negocian nunca la entrega, y de él salieron los dos españoles por la puerta grande.
Fue el último choque del día en la central, pero sin duda el mejor, con Arroyo y Rubio mandando desde el primer minuto y poniendo un 0-2 en el marcador que atisbaba pelea y de la buena. Con la iniciativa siempre de su lado, seguirían por delante a pesar de una ligera recuperación de Coello y Tapia, que no llegaron a ponerles en aprietos y vieron cómo el primer set se les iba de las manos (3-6).
Tenían que reaccionar los nº1 en una pista en la que no se les veía cómodos, no sabemos si por lo lenta que parece o porque no llegaban con buenas sensaciones, pero el caso es que tirando de corazón y »bemoles», supieron igualar el partido y provocar que este segundo parcial sí fuese algo más parejo, llegando incluso al noveno juego igualados (4-4) logrando salvar un punto de oro muy importante. En ese momento sumaron un break y con su posterior saque aseguraron el empate (6-4).
La intensidad no bajó en un tercer set que inició su caminar con Arturo y Agus por delante (2-0) pero sin la sensación de dominio de otras ocasiones y Arroyo y Rubio encontraron opciones de seguir vivos. Se encendieron y el partido se volvió loco, atronador, fabuloso, con puntos como este.
No me llamen, no me molesten, no me busquen. Voy a estar viendo este partido en bucle.#WPTAmsterdamOpen🇳🇱 pic.twitter.com/tcWCUuPruS
— World Padel Tour (@WorldPadelTour) October 11, 2023
A partir del sexto juego, suyo fue el control, la intensidad y las ganas de ganar. Se echaron la eliminatoria a las espaldas y a base de descerrajar la defensa de la pareja hispanoargentina, se llevaron en el noveno juego el parcial definitivo (3-6, 6-4 y 3-6). Abrazados, emocionados y levantando el puño en la central. Suya era la gran victoria del día.
Edu Alonso y Miguel Benítez no tuvieron prácticamente ningún problema para dejar fuera a los locales Bram Meijer y Sten Richters (6-0 y 6-1), mientras que Paquito Navarro y Fede Chingotto lograron imponerse a Maxi Sánchez y ‘Lucho’ Capra cuando Sánchez se vio obligado a abandonar por problemas físicos ante los que no quiso forzar.
El partido marchaba 5-7 a favor de Paquito y Fede en el primero y aunque tuvo la asistencia de los fisios, ‘el Tiburón’ prefirió no provocar un daño mayor en su tobillo derecho.
Ale Galán y Juan Lebrón, por su parte, pudieron con Cristóbal García y Mario Del Castillo en otro partido en el que pudimos volver a ver una excelente imagen y rendimiento del madrileño y el gaditano. Tirando de solvencia, Galán y Lebrón cerraron la eliminatoria con un 6-2 y 6-3.
La fiesta continuó para Clément Geens y Benjamin Tison, quienes volvieron a hacer historia, pues sigue su buena racha y consiguieron meterse en octavos por vez primera tras dejar fuera del torneo a Uriël Maarsen y Bart Van Opstal con un cómodo 6-2 y 6-2. Son, sin duda, la pareja revelación en lo que llevamos de torneo.
Para concluir, decir que Franco Stupaczuk y Martín Di Nenno se encontraron delante con un José Antonio García Diestro y un Javi Leal que rayaron de menos a más y acabaron provocándoles un importante contratiempo, pues tras prometérselas felices en el primero con cierto margen, en el segundo se vio una versión mucho mejor de los españoles que casi les hace llegar hasta el tie break. Con un 3-6 y 5-7 los ‘Súper Pibes’ se metieron en octavos pero necesitaron un final de partido acertado para evitar males mayores.
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