No me gusta, nunca me ha gustado y nunca me gustará hablar de retiradas de jugadores/as profesionales. Es una de las peores partes que tiene para mí escribir, porque supone ponerle el punto final a la trayectoria deportiva de alguien, independientemente de sus éxitos. Y más, cuando de quien se habla (o mejor dicho, se escribe) es para el autor alguien a quien tiene un profundo cariño.
La retirada de Eli Amatriaín me ha pillado por sorpresa, seguramente no sea al único, y su abandono de las pistas es una pérdida terrible para el pádel. Sé que suena como frase habitual, manida hasta la extenuación, pero en su caso es más verdad que en otros, porque es una jugadora de las que está en la sombra, alejada de los focos pero querida hasta el infinito.
La historia de Eli es la crónica de un amor inquebrantable por el pádel desde sus comienzos en el profesionalismo hasta su retirada, esta »hormiguita» ha dejado una marca indeleble en la historia de este deporte y en el corazón de todos los aficionados que la han apoyado durante su carrera.
Todos recordamos su mítica unión con Patty Llaguno, dos jugadoras diferentes que llegaron hasta el número 1 a base de trabajo, de pelea, de constancia, regularidad y de no poner nunca una mala cara, siempre con una sonrisa en la boca, se diesen las cosas bien o mal.
Esa pareja, que años después se despediría, ya lejos de los primeros puestos de la tabla y con un buen número de derrotas inesperadas y que les alejaron de varios títulos, lo que hubiese sido sin duda un culmen mucho más dorado a una brillante carrera, en la que también formó al lado de otras como Sofia Araújo, Nuria Rodríguez, Léa Godallier, Ana Catarina Nogueira, Carolina Navarro o Sofía Saiz.
Pero Eli no es de las que se reprochen nada, al menos no de puertas para afuera, su filosofía de positivismo constante no se lo permite, pues a todo le encuentra el lado bueno y eso es quizá lo que le ha llevado a la cima.
La de Logroño se retirará en Menorca, no esperará a final de año, adelantando su adiós como ya ha hecho Pablo Lima en Madrid y dejando un poco más huérfano a este deporte, pues junto a ellos dirán adiós también Mapi y Majo Sánchez Alayeto y Juan Martín Díaz, mientras que ya se han despedido Anna Cortiles y Marta Marrero (en principio de manera temporal para ser madre).
En el caso de Eli, la »hormiguita», deja tras de sí un reguero de emociones, de sentimientos de cariño entre rivales que, para ella, son todas compañeras de las que ha aprendido y a las que ha enseñado, a quien ha respetado y de las que se lleva un tremendo afecto. Porque Eli, si algo tiene, es que, como la película, sólo ve ‘El Lado bueno de las cosas’.
Gracias por tu eterna sonrisa, Eli.
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