Eran los claros favoritos, quién se lo iba a decir hace unos meses cuando decidieron juntarse. Desde ese momento, algo cambió en cada uno de ellos y han ido, no poco a poco, sino con pasos de gigante, quemando etapas.
Del objetivo de intentar pelear por el número 1 a final de año a conseguirlo sobradamente primero en World Padel Tour y ahora, al menos Arturo Coello, también en Premier Padel. Una recompensa a un esfuerzo titánico de dos jóvenes, el citado Coello y Agustín Tapia, que no parecen tener techo, y si lo tienen, aún les queda muy lejos.
Entraban en la Philippe Chatrier con el run-run del público, con un aroma de cita grande, acompañados de Paquito Navarro y Fede Chingotto, los últimos que se oponían a su título. Gradas llenas, música a todo volumen, aplausos y sensación de evento grande. Todo preparado para que la bola echase a rodar.
El partido tenía todos los ingredientes para convertirse en una fiesta, y más con el pádel-espectáculo de los cabezas de serie nº3 y del andaluz, ídolo de masas en el país vecino.
Empezarían las hostilidades y en la primera manga terminaron de la misma manera, con todo igualado, pues ninguno de los cuatro fue capaz de escaparse en el luminoso, midiéndose constantemente, atacando siempre en los servicios de los rivales y recibiendo la misma medicina. 1-1, 2-2…así continuó todo hasta el 5-5 donde a pesar de que Arturo y Agus apretaron en busca de evitar el tie break, no consiguieron premio y ambas parejas se citaron en el desempate.
Allí, esta vez sí, los pupilos de Gustavo Pratto apenas dejaron oportunidades y no permitieron más que lo estrictamente necesario, llegando a ponerse 1-5 y luego 2-6 hasta que Chingotto, con una bandeja muy forzada que se fue a la verja lateral, hacía que subiera el séptimo punto al marcador de los favoritos. Ya tenían en su bolsillo el primer parcial (6-7).
Un golpe anímico muy duro para el de Olavarría y el sevillano, porque se habían vaciado, lo habían dado todo, habían tenido sus oportunidades pero no habían rascado nada y eso, ante una pareja tan correosa como la de Coello y Tapia, te acaba pasando factura. Una muy alta además que pagaron de entrada con un 1-5 a pesar de que Gaby Reca les metía siempre picante desde el banquillo, intentaba volver a meterles mentalmente en el choque cuerpo a cuerpo pero era imposible.
Combinaban buenas acciones con momentos de demasiada intermitencia, haciendo un punto por cada dos o tres de los oponentes y así, recortar distancia, es prácticamente imposible. La losa pesaba demasiado en sus piernas y en su castigado físico, terminando por hacer que cedieran con una bandeja, esta vez de Paquito, demasiado forzada cruzándose al lado de Chingotto y enviándola al cristal de fondo (6-7 y 1-6).
Un entorchado que les ratifica como los grandes rivales a batir, esos que dejan apenas unas migajas para el resto que se reparten como pueden. Han vuelto de vacaciones igual o mejor que se fueron, consiguiendo el cuarto título (póker) en Premier Padel de manera consecutiva, igualando los registros de Ale Galán y Juan Lebrón del pasado año. Suyo es el presente, pero también el futuro.
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