Ya comentó en la previa del torneo el bueno de Arturo Coello que antes o después iban a encontrar la derrota, que su racha no duraría para siempre y que en algún momento iban a hincar la rodilla, pero nada hacía presagiar que fuera a ocurrir en su casa.
Esto es lo que tiene Valladolid, que puede encumbrarte al más alto nivel pero también golpearte con dureza, un torneo con su propia idiosincrasia en el que se han vivido varios de los mejores y peores momentos de los deportistas. Y en 2023 no iba a ser diferente.
La prueba Master ponía cara a cara a los »irreductibles galos», Arturo Coello y Agustín Tapia, con los que desde ahora son su principal kriptonita, Franco Stupaczuk y Martín Di Nenno. Un duelo fantástico, de cuatro colosos que se habían visto varias veces pero siempre con marcador favorable a los primeros. Hasta que ha llegado Valladolid.
El hipotético y lógico triunfo de su hijo predilecto, Coello, estaba en todas las quinielas, en cualquier apuesta de aficionados, máxime teniendo en cuenta que llegaban descansados y jugaban en casa, pero los argentinos son de los que se crecen ante las adversidades.
Un duelo que resultaría tremendo, un choque de titanes sin descanso y sin medias tintas, sin contenerse en ningún momento y que empezó con los servicios a buen recaudo hasta que el vallisoletano y el argentino abrieron la lata. Primer break de la sesión. Responderían Stupa y Di Nenno justo después (3-3) y, en el último tercio de parcial, de nuevo Coello y Tapia darían un golpe de mano para hacerse con el set (6-4).
Misma paridad, más agotamiento y minutos en pista de cara al segundo capítulo de esta grandísima final. Nadie conseguía marcharse en el marcador pero se notaba un crecimiento de Stupa y sobre todo de Di Nenno, quien se animaba incluso con el remate para levantar a la grada y desequilibrar ese 3 vs. 2 del que disfrutaban sus oponentes. Estaban los argentinos cada vez más prendidos y una rotura desde el resto les dio el ánimo que necesitaban. Habían conseguido llevar el partido al tercero (4-6).
Arturo y Agus no querían más complicaciones, sobre todo el primero, deseaba ser profeta en su tierra y no quedarse a las puertas como ya le ocurriera en el pasado al lado de un tal Fernando Belasteguín (maestro, por cierto, del que disfrutaron los dos) y rápidamente tomaron las medidas necesarias para coger distancia (4-1). En cualquier otra circunstancia hubiese sido definitivo, pero no con el actual estado de forma de los ‘Súper Pibes’, que tiraron de garra y mordiente para galopar hasta el 4-4 y luego aguantar una nueva acometida sumándose al tie break.
Allí llegaría la locura total, un miniset de infarto con los últimos arreones de calidad y físico que les quedaban. Era el todo o nada y en el órdago, el de los chicos de Carlos Pozzoni contó con mejores cartas (4-7) y, merced a un remate cruzado de Stupa, hacían lo imposible: ganar a los todopoderosos números 1 (6-4, 4-6 y 6-7).
Una victoria increíble por lo que supone, romper una estadística inmaculada, un continuo ganar por parte de Arturo y Agustín que ahora ha encontrado un freno, un antídoto en forma de kriptonita, de talón de Aquiles llegado desde el otro lado del charco. Stupa y Di Nenno se han ganado el derecho de sumarse al carro de candidatos y, por el momento, a liderarlo tras ser la única pareja que vence en una final a los actuales números 1.
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