Otra vez ha ocurrido algo que el pasado ejercicio fue nota recurrente en más de un torneo. Las dos parejas más fuertes llegaban a la final y en ella, desigualdad absoluta. Bien unas o bien otras se hacían con el mando del partido y dejaban, a la postre, un marcador muy amplio y desigualado.
Este año era la tercera vez que se enfrentaban en una final Alejandra Salazar y Gemma Triay con Ari Sánchez y Paula Josemaría y se esperaba la misma batalla o más que en Paraguay (7-6 y 7-6 para las nº1), pues en Abu Dhabi habían ganado con solvencia (doble 6-3), pero las tornas cambiaron y el favoritismo no pudo imponerse al empuje local, al de Ari delante de toda su gente.
Con un pabellón encendido, la reusense dio una lección junto a Paulita, cortocircuitando la bandeja de Salazar y la víbora de Triay, que salió a pasear en vez del remate debido a lo lento de la pista, pero ni aun así pudo conseguir imponerse en un partido que tuvieron en todo momento cuesta arriba, pues si Ari defendía de manera impecable en su esquina, su compañera extremeña salía con autoridad al contragolpe y martilleaba una y otra vez sobre la defensa del dueto ‘TriaZar’.
Del 0-0 inicial pasamos a un 2-3 gracias a un break que sería ya definitivo. Ese adelantamiento no tuvo vuelta atrás pues aunque las chicas de Rodri Ovide consiguieron un contrabreak, en seguida les respondieron con otra rotura Ari y Paula (3-4) y en esa locura, lograrían otro break, esta vez con un punto de oro en el noveno juego al saque de la madrileña Salazar (3-6).
Visto para sentencia el primer set, se esperaba una salida encendida en el segundo por parte de las líderes del ranking pero no pudieron o, mejor dicho, no les dejaron, pues siguieron ofreciendo una versión rutilante y con máxima efectividad tanto Ari como su compañera. Metidas mental y tácticamente en el partido, desprendiendo cada vez más magia la local y más picante Josemaría, impidieron que la madrileña y la balear se metieran en el choque, anulando todos y cada uno de sus conatos de rebeldía (1-3), pausando el juego o acelerándolo según les convenía, todo con tal de hacer aflorar las dudas en las rivales y no dejarles que consiguiesen asentarse en la pista.
Al final, sueño cumplido para la local Ari, quien con un 3-6 y 2-6 se hacía profeta en su tierra, llorando y riendo delante de su gente, con un baño de aplausos merecido. Otro hito en su prolífica carrera, arropada por su gente y, de nuevo, apreturas en lo alto del ranking, que se comprime otro poco tras el estirón inicial de Salazar y Triay. Recuperan algo de terreno Ari y Paula antes de la siguiente cita, que les llevará tras unos días de merecido descanso a Granada.
Los comentarios están cerrados.