Hay veces que el pádel sorprende con un resultado inesperado, fuera de toda quiniela y toda lógica, que da un revolcón a la estadística y que encumbra a una pareja que no aparecía en la lista de posibles candidatas al título. Es más, hay veces en las que una pareja realiza una ascensión meteórica y que supera cualquier previsión.
Y eso es lo que ha sucedido en el Francia Open de A1 Padel.
Allí, en suelo francés, dos jugadoras locales han hecho historia y han conseguido todo un hito, llegar desde la pre-previa, sortear rivales partido tras partido, día tras día, y elevarse en el torneo delante de su público. Las protagonistas de la cita responden al nombre de Jessica Ginier y Lucile Pothier.
Las dos jugadoras galas fueron creciendo conforme avanzaban en el torneo y decidieron, ante las rivales más complicadas y fuertes, las nº1, sacar su mejor versión. Se olvidaron del cansancio y de los kilómetros recorridos en la pista, de los puntos jugados y de todo lo conseguido, pues solo les importaba la ilusión de conseguir un título delante de su gente, y eso a pesar de que sabían que ya habían cumplido con creces su objetivo, pero querían más.
Y salieron a comerse a Marta Borrero y Patricia Martínez, que se vieron sorprendidas por la puesta en escena de Ginier y Pothier a pesar de la diferencia de calidad y de ranking, pero hay veces que no todo es técnica y físico, sino también empuje y a las francesas les sobró gracias también al apoyo de la grada, que les llevó en volandas y fueron capaces así de abrir el marcador con un break que significaría la única diferencia en la primera manga.
Lejos de reaccionar, aunque lo intentaron, Borrero y Martínez se vieron más contra las cuerdas si cabe porque las Jessica y Lucile empezaron a volar sobre la pista y conforme avanzaban los minutos y veían que seguían por delante, se volvieron más firmes si cabe en su juego. Demostraron que habían preparado muy bien el partido y con otro break, lograron mayor ventaja incluso que antes, poniendo la puntilla a un domingo histórico para ellas, un día que siempre guardarán en su retina porque con un 4-6 y 3-6 escribían su nombre en A1 Padel y, para más inri, en su país, Francia, con un título que le pone la guinda a una semana de matrícula de honor.
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