Un total de 11 torneos después, sí, 11, no veremos a Ariana Sánchez y a Paula Josemaría en una final. Se hará raro pues, tal y como informaba nuestra compañera Mónica Montes (la Víbora del Pádel), desde el pasado torneo de Málaga, en julio de 2022, siempre habían estado jugando los domingos, todos, sin discusión, ganaran luego o perdieran.
Pero, ¿quiénes han sido las que han osado cortar ese camino de rosas? Pues una pareja que, precisamente, busca dar ese salto cualitativo y colarse con ellas en el podio de honor pero de forma más constante: Martita Ortega y Bea González.
Estas dos impresionantes parejas, gen ganador mediante en cualquiera de ellas, anunciaban un duelo por todo lo alto en su semifinal, y así resultó ser. Y eso con un comienzo de la madrileña y la andaluza efervescente, dinámico, muy efecivo, con un 2-0 que anunciaba, cuanto menos, marejada.
Igualarían Paula y Ari en los dos siguientes juegos y así llegaron hasta el octavo, donde ya no pudieron mantener el nivel de acierto de Ortega y González, jugando a un nivel muy alto, como el de sus mejores tardes de títulos, logrando cuando casi caía la primera hora de juego el 6-4 que les daba ese paso adelante.
Mantendrían las cuatro ese alto nivel y todas sus prestaciones sobre la central, lo que significaba que el público tenía que ponerse en pie no una, sino varias veces, para aplaudir golpes, acciones y recuperaciones increíbles y, sobre todo, la igualdad que se mantuvo en el luminoso a pesar de los arranques de unas y otras. Esta vez todo se rompería tras el décimo juego (5-5), cuando con una rotura de las chicas de Maxi Grabiel y la consecución posterior de su saque, desnivelaron la balanza para destrozar la estadística (6-4 y 7-5).
Los ánimos estaban más que elevados de cara a la segunda semifinal, que tampoco defraudó aunque aquí, no habría sorpresa ninguna.
Alejandra Salazar y Gemma Triay se medían a Patty Llaguno y Victoria Iglesias, pareja que había superado partidos complicados tanto en octavos como en cuartos pero que siempre a batalla.
Las segundas no empezarían con buenas sensaciones y sufrirían mil y un aprietos para poner a buen recaudo su servicio, pues desde el otro lado de la red, Salazar y Triay apretaban sin miramiento, logrando como premio el break que les allanaba el camino. Esa diferencia la mantuvieron y ampliaron con su siguiente saque para poner un parcial casi idéntico al del choque anterior (6-3).
Y para continuar con la paridad, el partido igualaría casi también el segundo parcial, que se asemejó muchísimo, con Llaguno e Iglesias peleando con el cuchillo entre los dientes para no separarse en los números e intentar tener un final más pegado y con opciones.
Por su parte, Gemma y Ale tiraban de técnica y pádel ofensivo para lograr de nuevo un break crucial y abrirse de par en par las puertas de su séptima final consecutiva (6-3 y 7-5). Una final que tendrá lugar a partir de las 18 horas (hora de España).
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