Empiezan a terminarse los calificativos para una pareja que, a base de talento mezclado con trabajo diario, ha pasado de ser una completa desconocida a escribir su nombre entre el de rivales a evitar.
Iniciaron su caminar en las rondas más iniciales de los torneos cuando llegaron a nuestro país, pero han crecido a pasos agigantados, rondando ya, como aquí, el cuadro final. Un salto exponencial en el que tiene mucha culpa su entrenador, Pablo Crosetti y su firma patrocinadora, NOX, en cuya academia entrenan y son guiados de excelente manera para convertirse en jugadores cada día más completos.
Su explosividad, desparpajo y atrevimiento les convierte en rivales muy peligrosos y empiezan a asemejarse a duplas cuya presentación fue colosal como los ‘Super Pibes’ en su momento o el tándem Coello-Ramírez.
Pero volviendo a La Rioja, esta vez fueron capaces de derrotar a una pareja que, sin brillo en lo que a acciones espectaculares se refiere, siempre te obliga a sacar tu mejor versión. No tiene show pero sí trabajo, no deslumbra pero cumple y se entrega totalmente, Maxi Sánchez y Lucas Campagnolo.
Los dos jóvenes, Valentino Libaak y Leo Augsburger, con la mirada de la ilusión y la ambición en sus ojos, sin un cuerpo todavía forjado a base de pesas y gimnasio, pero ligeros como plumas, rápidos y eléctricos, ambos esta vez con el pelo rubio platino casi blanco, empezaron a levantar al Super Domo muy poco a poco, con acciones como los remates desde detrás de la línea de Leo que se elevaban al cielo.
Como al cielo se elevaron ellos, surcando la pista cual cohetes, reventando todos los globos, dándoles igual si a Maxi y a Lucas se les quedaban cortos o largos, les metían pólvora a todos sus golpes a pesar de que Leo admitía al término del partido que había tenido que bajar la intensidad por un pinchazo en la espalda (menos mal que la bajó porque si no, hubiera sido demoledor).
El caso es que entraban ya con un break en el cuarto juego (1-3) y esa ventaja no la perderían, haciendo valer su juego ante los intentos, siempre frustrados, de Sánchez y Campa por recuperar terreno (3-6).
Apretarían el argentino y el brasileño más en el segundo, buscando hacer un partido largo y de desgaste, algo que llevaron casi hasta el final (5-5), pero ahí volvió a aparecer el cañón de sus oponentes, esta vez el de Tino, para poner el break con 5-6 y luego, al saque, concluir la faena y entrar en la historia (3-6 y 5-7), pues en medio de los aplausos y los llantos de alegría, se convertían en la pareja más joven de la historia en hacer semifinales en World Padel Tour y la primera que logra llegar hasta esta fase de un torneo siendo wild card.
Y luego, el show de Miguelito Lamperti. Acompañado de su escudero Juan Cruz Belluati, un jugador de los que está en la sombra pero siempre suma, lograba sobrevivir a un partido duro ante Víctor Ruiz y Lucas Bergamini.
Porque aunque empezaron con mejores sensaciones, logrando un break y estando muy cómodos en el 20×10, llegando a la red y tapando espacios, metiéndose al público en el bolsillo, les tocaría sufrir.
El español y el brasileño no se entregarían tan fácilmente y hubo que sacarles del partido con agua caliente, toda vez que en la reanudación, Ruiz empezaba a descargar su metralleta con remates a un lado y a otro, desatascando para ellos el partido y apoyándose en un Bergamini que ahora sí podía sujetar más tanto a Belluati como sobre todo a Lamperti, terminando este incluso con calambres en una pierna el segundo parcial (6-4).
Pero en el tercero, el público no paró de apoyarles, saliendo la vena más argentina y caliente del »canoso». Break nada más comenzar y mínima ventaja que supieron asegurar conforme pasaban los juegos. Lamperti cada punto lo celebraba como si fuese el último, apretando el puño y mirando a la grada, pidiendo aliento, oxígeno, al tiempo que Juan Cruz ponía pausa y mente ría. Esa combinación les dio el 3-6, 6-4 y 3-6 decisivo. Estaban en semifinales y vivirán de nuevo el amiente de la grada al menos un día más en un duelo que será, claramente, generacional.
Lástima que vayamos a tener la que, probablemente, es una final anticipada, porque se enfrentarán en una de las semifinales las dos parejas que hasta el momento han tocado metal.
Por un lado Arturo Coello y Agustín Tapia, quienes se tomaron el partido como si fuese un duelo vital y barrieron por completo a ‘Momo’ González y Álex Ruiz, consiguiendo un 2-6 y 1-6 a base de buen trabajo en pista, cobertura de espacios, acierto en la red y jugando de memoria, cual robots, sin fallos casi en la estadística.
Los malagueños poco o nada pudieron hacer ante la puesta en escena que tuvo el dueto hispanoargentino. Se tuvieron que limitar a mirar y sufrir.
Al otro lado estarán Martín Di Nenno y Franco Stupaczuk. Los ‘Super Pibes iniciaron su caminar en cuartos con un rosco frente a Fede Chingotto y Javi Garrido, un parcial que escoció al cordobés y al argentino, que decidieron darle la vuelta a base de fe. Lo lograron en la reanudación, con una imagen totalmente distinta, un mejor juego y ahora sí, entrando en la eliminatoria. Pusieron el 1-1 en el marcador y citaron a los ganadores de Catar en el tercero.
El dominio volvería a los chicos de Carlos Pozzoni, de nuevo pidiéndoles la versión inicial que tantos frutos les había dado; le hicieron caso y consiguieron volver a cambiar las tornas y la dinámica, siendo ellos ahora los que, a fuerza de break y presión constante, ahogaban en la defensa a Garrido y no permitían los continuos bloqueos del ‘Ratón’. Así, se pusieron por delante y ya no soltaron la ventaja (6-0, 3-6 y 6-3).
¿Queríamos emoción? Pues estas semifinales nos la van a ofrecer:
Juan Cruz Belluati – Miguel Lamperti vs. Valentino Libaak – Leo Augsburger
Franco Stupaczuk – Martín Di Nenno vs. Agustín Tapia – Arturo Coello
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