Llevaban buscando hace mucho un título, recuperar su brillo de etapas anteriores y volver, sobre todo, a sentirse campeonas. Mapi y Majo Sánchez Alayeto necesitaban tocar metal como el comer y tanto lo buscaron que al final lo encontraron, aunque haya sido en un Challenger, en el de Torrent, el último de la temporada regular.
No tuvo historia alguna el primer set de la final. Mapi y Majo no dejaron que Claudia Fernández y especialmente Marta Marrero entraran en la ecuación, que no cogieran ritmo ni revoluciones. Atacaron más a la jovencísima jugadora, que no dio muestras de venirle grande el partido sino que aguantó todo lo que le tiraron e incluso dejó detalles de calidad, buscando por ahí el boquete en defensa y la llave para entrar.
Y aunque como decimos Claudia aguantó, es cierto que las hermanas aprovecharon su inexperiencia para percutir una y otra vez y abrir hueco en el marcador. Un punto tras otro y un juego tras otro caían en su zurrón, a cuentagotas, sin prisa pero sin pausa, obteniendo para sus intereses un parcial perfecto en la estadística, sin errar nunca sus saques pero obteniendo todos los de las rivales (6-0).
En la reanudación, Juan Alday pidió a sus jugadoras que despertaran, que no se fueran sin pelear y que demostraran por qué habían llegado a la final. La canaria se echó el partido a las espaldas y tirando de su compañera, animándola constantemente, empezaron a carburar, igualando la intensidad de las chicas de Seba Nerone, quienes no perdieron la cara al partido pero sí que tuvieron muchas más dificultades para conseguir puntos, no viviendo tan pegadas a la red como en los primeros compases.
Así, consiguieron subir la montaña y forzar el tie break, donde la canaria y la madrileña estuvieron más acertadas, obteniendo premio a su esfuerzo y llevándose un 6-7.
Quedaba uno, el definitivo, pero el dominio y el timón del encuentro volvería a ser de las mañas, otra vez pegadas a la red y sin oposición, volviendo a imprimir un ritmo demoledor, una subida de intensidad a la que no llegaron sus rivales, otra vez demasiado condenadas por los fallos y por dedicarse más a defender que a producir. Una consecución de breaks que, uno tras otro, caían en el bando de las futuras ganadoras, las Alayeto, que obtenían un 6-0, 6-7 y 6-1 incontestable tras tres finales anteriores (Challenger Bajo Aragón, Open de Dinamarca y Challenger de Albacete) pero sin premio en ninguna de ellas.
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