Les había costado llegar de nuevo a una final, pues llevaban tiempo sin estar a su mejor nivel, tanto de juego como de resultados, pero en el más difícil, en una final y ante las rivales más completas y peligrosas, Alejandra Salazar y Gemma Triay han vuelto a tirar abajo todas las puertas y a recuperar su esencia, su gen ganador.
Se veían las caras por décima vez este año ante sus máximas adversarias, las que más daño les habían hecho, las que les habían quitado el nº1 tanto del ranking como de la Race, por lo que había muchas cuentas pendientes, máxime teniendo en cuenta que Salazar y Triay enfilaban un torneo renacidas, mientras que Ari Sánchez y Paula Josemaría seguían en su línea de dominio absoluto, pero al final resultaron ellas las dominadas.
No duró mucho más de una hora el partido, pues desde el inicio la madrileña y la menorquina pusieron su juego en órbita y no quitaron en ningún momento el pie del acelerador. ¡Qué manera de jugar!
Los primeros compases reflejaban un 0-2 a favor de Sánchez y Josemaría pero a partir de ahí el partido se transformaría para ellas en un suplicio, pues rápidamente se pasó al 2-2 y luego, las de Rodri Ovide, empezaron a distanciarse. Otro break para Ale y Gemma que, sumado a su servicio (2-4), abrió la brecha definitiva para apuntalar por completo pocos minutos después el primer parcial (2-6).
Tocaba remontada en el segundo y tercero para Sánchez y Josemaría si no querían irse de vacío de Santander, pero ni Ale ni Gemma estaban por la labor y si el recital en el primer tiempo fue de órdago, en este segundo no lo sería menos, especialmente de una Alejandra que estaba de dulce, maniatando y dominando con su bandeja cuando y como quería. Ahora sería ella junto a su compañera las que pusieran el 0-2 de inicio, distancia que se mantendría constante (3-1) hasta ese cuarto juego, toda vez que a partir de entonces, a las de Gustavo Pratto el partido se les puso más cuesta arriba que nunca. Otro juego más y otro break para ampliar más si cabe su hegemonía (5-1) y ya, con todo a favor, redondearon su actuación con su, como decíamos, octavo título del año (6-2 y 6-1).
Una final de la que se esperaba mucho más, al menos en pelea e igualdad, pero que solo tuvo prácticamente a una pareja sobre el 20×10: Alejandra Salazar y Gemma Triay.
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