Dos partidos totalmente opuestos fueron los que entregaron, a su finalización, los billetes para la final del Amsterdam Open. Dos partidos con ocho protagonistas que lo intentaron de todas las maneras posibles pero de las cuales solo cuatro obtuvieron premio para dejarnos con una final donde el único punto en común será la juventud de todas ellas.
El primer encuentro del día enfrentaba a la veteranía y pelea constante de Virginia Riera y Patty Llaguno con la explosividad y juventud de Martita Ortega y Bea González, y dos estilos de juego muy diferentes pero con un denominador común: el pádel control.
Y es que Ortega en un lado y Riera en el otro gustan de amasar mucha bola, de alargar los puntos, de reiniciar la jugada una y otra vez hasta que encuentran el hueco tras mil y un intercambios o bien hasta que su revés decide. Y esa fue la tónica durante todo el encuentro.
Martita y Bea iniciaron mejor la contienda, con un 2-0 de entrada a base de percutir una y otra vez la defensa rival, a la que le costó ajustarse pero una vez que lo hizo, igualó todo (2-2) e hizo que el nivel del partido subiese enteros. Para Virginia y Patty esa reacción se iba a quedar en su siguiente juego, pues ya no anotarían más mientras que las dos jóvenes encendieron el »modo anotador» y no pararon hasta alcanzar el sexto juego en su banquillo (3-6).
Se reanudaba la segunda entrega del partido y, de nuevo, repetición, con un 2-0 para las chicas de Maxi Grabiel que volvía a ser respondido a modo de ‘déjà vu’ para igualar otra vez (2-2); sin embargo, ahora cambiaría la continuación, pues serían Virginia y Patty las que saldrían más fuertes y lograrían otra vez una rotura de servicio para ponerse con ventaja en el séptimo juego y ya no soltarla hasta el final, consiguiendo un 6-4.
En el último set, de nuevo empezarían por delante las de siempre, Ortega y González pero esta vez con el doble de pólvora (4-0), arrasando sin contemplaciones. Virginia y Patty no le perdieron la cara al duelo y seguían con muy buen juego pero sin llegar a certificar sus numerosas ocasiones para hacer juegos, si bien lograrían un break con el que reducir ligeramente las diferencias pero se quedó todo en un intento, pues sus ganas llegarían hasta que quisieron Ortega y González, pues con un punto de oro concluían las hostilidades y se llevaban el partido (3-6, 6-4 y 2-6).
Esta vez sí fue un día tranquilo en la oficina para Ari Sánchez y Paula Josemaría. Ante Mapi y Majo Sánchez Alayeto volvieron a su versión dominante, seria, sin concesiones, a su pádel más total y demoledor, ofreciendo una imagen mucho mejor que la del viernes.
Ante las hermanas realizaron un primer set estratosférico, con muy pocos o ningún fallo y arrinconando constantemente a las de Zaragoza, no dejándolas entrar en juego, acomodarse y casi, si se descuidan, ni sacar la pala de sus paleteros, pues en un abrir y cerrar de ojos habían cerrado el primer parcial a su favor (1-6).
Recuperaron un poco su imagen y la compostura en el segundo parcial pero fue salir a la pista y de nuevo, Sánchez y Josemaría fueron a lo suyo, a reventar el partido; un parcial de 0-3 de inicio que parecía ya imposible de recuperar, pero las Alayeto tiraron de garra y cuando peor estaba el partido, consiguieron reducir algo las diferencias (3-5). Sin embargo, fue todo un espejismo, más intención que realidad, puesto que en el siguiente cambio de saque, las nº1 terminaban por hacerse con el partido (1-6 y 4-6) y con el acceso a una nueva final, la quinta consecutiva.
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