Una final inédita que tenía muchos alicientes. Cuatro protagonistas con objetivos diferentes pero con un camino en común: pelear en la pista y hacerse con el título del tercer Master de la temporada, el de Madrid.
Frente a frente, Victoria Iglesias y Aranza Osoro con la machada de lograr su primer Master en su primera final juntas en este tipo de torneos tras haber sorteado mil y un obstáculos; delante, Ari Sánchez y Paula Josemaría, con un momentum mental de matrícula de honor, sabedoras de su favoritismo y con una doble recompensa en el horizonte: el título y la posibilidad de ascender también al liderato del ranking. ¿Alguien da más?
Así, con todo eso sobre el papel, se pusieron las cuatro a jugarse el pan, iniciando las hostilidades salvaguardando sus respectivos saques sin dificultades. Primeros compases de tanteo hasta la llegada del quinto juego, momento que eligieron Aranza y Victoria para, de la mano, apretar pegadas a la red y forzar la primera rotura. Con esa distancia mínima mantuvieron el tipo, tirando de confianza y de saber manejarse cuando las rivales más complicado lo ponían. Primer set para ellas y pequeña campanada de sorpresa (6-4).
Sin embargo, hace tiempo que ocurre una cosa y es el hecho de que ni Ari ni Paula se descomponen cuando vienen mal dadas, algo que suele ocurrir en muy contadas ocasiones. Esta vez les ocurría tras encajar el primer set en contra, algo que ya les sucediera en semifinales (ahí fue el segundo) y tras lo que demostraron una entereza espectacular. Han crecido en el aspecto mental y eso les permite remontadas como la que protagonizarían.
Porque a partir de ese momento, mudaron a »modo ciclón» y empezaron con el festival. Mono de trabajo puesto y encendido el botón de la magia a pesar de serían la argentina y la sevillana las que diesen el primer golpe con un break, pero lejos de ponerse nerviosas, Ari y Paula enlazaban cinco juegos seguidos para pasar del 1-0 al 1-5 y abrochar prácticamente ya el empate en el marcador.
Consiguieron otro juego más Aranza y Victoria pero ahí se frenaron. Un 2-6 significaba citarse en la batalla definitiva.
El desgaste empezaba a hacerse notar, especialmente en Osoro e Iglesias, poco acostumbradas a jugar los duelos a tres sets y llegar hasta el domingo, máxime teniendo en cuenta que las cuatro jugaron más de dos y de tres puntos kilométricos, de mucho correr y defender, lo que se notó en las piernas, pasando factura primero a Victoria Iglesias, lastrada ligeramente y teniendo que pedir un vendaje compresivo en su pierna izquierda al fisio para poder continuar, algo que aprovecharon las nuevas líderes de la Race; jugaban a un ritmo frenético, metiendo presión constantemente y abriendo una brecha ya imposible de recuperar. Así, con un 6-4, 2-6 y 1-6 confirmaban sus buenas sensaciones y reforzaban su posición de liderato en la Race a la par que consiguen también el nº1 del ranking con su cuarto torneo seguido tocando metal.
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