El ansiado triplete ya es suyo. En pleno centro de Europa, en Austria, capital de Viena, Ari Sánchez y Paula Josemaría, se hacían con un título muy importante y que suponía no solo sumar un trofeo más a sus vitrinas, sino que tenía más de un efecto secundario.
Por un lado, lograr el tercer entorchado en sus vitrinas, por otro, recortarle algo a Alejandra Salazar y Gemma Triay en el número de domingos de gloria (ya están solo a uno) y de puntos y por otro, quizá el más importante a la par que intangible, dar un golpe moral a sus principales rivales y demostrarles que ellas también saben ganarles, todo ello en un torneo que ha entrado en la historia por ser el primero en el citado país a nivel profesional, por lo que Ari y Paula ya entran en los anales del pádel para siempre.
En el Steffl Arena, con una buena cantidad de público pero sin las gradas llenas ni mucho menos (de hecho, con unos cuantos huecos en las mismas), se presentaban las dos mejores parejas del ranking, las dos que más títulos llevaban y puede que también las dos que mejor pádel ponen en liza, cuatro jugadoras con un repertorio tremendo de golpes, tanto en defensa como en definición, muy seguras en sus acciones y sabedoras ya de antemano que iba a ser un partido duro no solo en lo físico, sino también en lo mental.
Arrancaron las cuatro con una alternancia constante de breaks y contrabreaks, un ejercicio táctico para ver quiénes se venían antes abajo, siendo Ari y Paula las que terminarían golpeando con mayor efectividad y logrando, al paso por el sexto juego, que campeara un margen a su favor (2-4). No obstante, Ale y Gemma tiraron de su carácter ganador y volvieron a igualar la contienda (4-4) para, entonces, dar paso a otro arrebato y ser ellas ahora las que cogiesen el margen necesario para ponerse por delante de manera definitiva (4-6).
Salida al banquillo para coger aire y ordenar las ideas, saliendo al poco las cuatro mucho más firmes con sus respectivos servicios, pudiendo mantenerlos al paso por el cuarto juego y también por el octavo (4-4); esta vez serían la catalana y la extremeña las que pisarían el acelerador sin dejar coger el rebufo a las de Rodri Ovide y se anotaron una diferencia que sería esencial para poner el empate a sets (6-4).
El público se preparaba, y las protagonistas también, para la batalla definitiva, el choque último de fuerzas para tocar la gloria y entrar en la historia o quedarse a las puertas de la misma. Otro set y otro inicio igual que el del anterior.
Igualdad máxima en el primer saque, el segundo, el tercero…así hasta el sexto juego (3-3), cada vez con las fuerzas más justas pero las ilusiones intactas, demostrando que se conocen a la perfección al tener que trabajar cada golpe de manera incansable para poder encontrar huecos a pesar de que las piernas cada vez respondían más tarde.
Sería en el octavo juego cuando, por fin, rompieron la baraja las chicas de Miguel Sciorilli, logrando un break y un 5-3 que ya sería definitivo, pues en el siguiente cambio de saque, Paula Josemaría conseguiría cerrarlo con un 6-4, 4-6 y 3-6 regalándole así a su entrenador un título por su cumpleaños. Qué mejor manera de celebrarlo.
Lloraban, reían y se abrazaban en medio de la pista Josemaría y Sánchez, pero el público aplaudía a las cuatro por el despliegue de juego. Había sido un enorme partido y las chicas se habían ganado con él el respeto en Viena.
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