Se han convertido en ganadoras por méritos propios, porque su caminar por el torneo, con un dominio total y sin ceder un solo set, salvo en la final. Un mando con mano de hierro que les ha valido para, en el combate decisivo, saber tirar de veteranía y galones, demostrando por qué eran las cabezas de serie nº1, y remontar.
Marta Marrero y Lucía Sainz sufrían de lo lindo en el inicio de la gran final en Mallorca ante Jessica Castelló y Alix Collombon; dos parejas que han resucitado en este torneo y que han conseguido rayar a un nivel al que no llegaban desde hacía tiempo. Convicción, moral alta y mejora en el juego: esas han sido sus claves.
Y con todo ello empezó el duelo, con igualdad máxima, con tensión por lo que había en juego pero también con muchas ganas de ganar (valga la redundancia), pegándose mutuamente tanto en la red como en el fondo de pista pero entonces apareció, a partir del segundo juego, la tormenta perfecta de Jessica y Alix. Del 1-1 se pasó al 1-4 que parecía que sería definitivo, pero reaccionaron con la contundencia que se esperaba tanto Marrero como Sainz y acortaron de nuevo las distancias al máximo (3-4) para después ir midiéndose en los juegos sucesivos (3-5, 4-5…) hasta que llegó la puntilla que supuso el primer parcial para Castelló y Collombon (4-6).
Se ponían por delante las, en teoría, menos favoritas y salían al rato del banquillo con la idea clara de seguir apretando y llevarse la final por la vía rápida, pero lo que ocurrió fue justamente lo contrario.
Subieron el nivel varios peldaños Marta y Lucía, escalaron la cima cual cohetes y se comieron la pista. Entraron de nuevo a la pista corriendo y así se tiraron el resto del partido, peleando hasta el infinito y dando una master class increíble en la que no tuvieron rival, en la que no encontraron oposición ni freno, pues de ese 4-6 se pasó a un doble 6-1, una tormenta prácticamente perfecta, sincronización pura hecha pádel, algo a lo que colaboró en parte la francesa Collombon, con problemas en su rodilla desde el segundo parcial pero más acuciantes en el tercero, teniendo que terminar el partido con un aparatoso vendaje en su pierna derecha.
Cada vez con mejores sensaciones la catalana y la canaria, se vinieron arriba y no pararon en su empeño hasta »el pitido final» (4-6, 6-1 y 6-1), el que les daba el primer título como pareja y les refrenda aún más de cara al futuro, una buena inyección de moral de cara al carrusel de torneos que están por venir.
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