Dos llegadas a la final completamente diferentes, dos duelos previos antagonistas, han dejado la final que todos sueñan, la de los líderes de la tabla contra los constantes aspirantes. Vienen los segundos con más moral, con mejores resultados en las dos últimas semanas, pero aquí no hay memoria, solo hay rendimiento en el momento importante. Aquí y ahora.
La primera semifinal ponía delante a Ale Galán y Juan Lebrón contra ‘Sanyo’ Gutiérrez y Agustín Tapia, si bien en este caso no hubo apenas partido. Estuvieron los números 1 encendidos, eléctricos, metidos ahora sí desde el primer minuto en el partido, sin distracciones y más aún, sin ninguna concesión. Ya en cuartos ofrecieron una imagen mejorada y ahora en semifinales han terminado de explotar.
Empezaron y terminaron por todo lo alto, apretando con su saque y más aún desde el resto, muy expeditivos, abriendo ángulos, castigando con su pegada, también con su bandeja y dominando sin oposición. No encontraban el punto los dos argentinos, incómodos y como fuera de lugar, si el ‘punch’ habitual, lo que se tradujo en un rapidísimo 6-1 que, minutos después, se duplicaría (6-1 y 6-1) pese a los intentos iniciales de ‘Sanyo’ y Tapia de impedirlo con un 0-2 inicial en el segundo parcial. Todo quedó en un espejismo y en una semi express para dejar paso a los nº1 de cara a la final.
La segunda semifinal fue todo lo opuesto, con una remontada espectacular de Paquito Navarro y Martín Di Nenno sobre Álex Ruiz y Franco Stupaczuk construida a base de constancia, tesón y fe, mucha fe. Porque el comienzo no fue nada halagüeño, con Stupa y Ruiz mejor colocados en pista y con la medida mejor tomada, lo que se tradujo en un set parejo pero que, con un break de diferencia, cayó para el binomio de Carlos Pozzoni.
Conforme pasaban los minutos mejor se iban encontrando Paquito y Martín, empezando a desequilibrar la pista a su favor, pues con un break encontraban la luz y el camino para igualar la contienda, consiguiendo ahora sí asentarse, tomarle la medida a las condiciones de juego y empezar a poner ese modo de »martillo pilón» que desgasta incesantemente y que te provoca fallos, cansancio y ver cómo se marchan en el marcador (3-6).
Quedaba una manga, la batalla final, ya sobrepasada la hora y media de juego y con el sevillano y Di Nenno volviendo a tomar el mando de las operaciones. Un nuevo break les colocaba por delante y, sobre todo, les daba la confianza necesaria para terminar de dar la puntilla y ajusticiar a Ruiz y Stupa, quienes lo intentaban todo, una y otra vez, pero no conseguían obtener el rédito necesario a sus acciones. Otro quiebre más para los de Rodri Ovide y sentencia firmada, con un resultado de 6-4, 3-6 y 2-6.
Y, de nuevo, al igual que ha ocurrido en anteriores torneos y que sucede en el cuadro femenino, estarán presentes en la final las parejas nº1 y nº2. Cara a cara, frente a frente, para disputarse un nuevo entorchado.
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