Cuatro partidos, tres con el agua al cuello, tres cabezas de serie sufriendo, remontando y consiguiendo salir a flote en el último momento. Un día de batallas sin cuartel, cual si el Córdoba Open se hubiese transformado en una película bélica.
Pero entre tanta trinchera, guerra de posiciones y pólvora, hubo dos jugadoras que volaron alto y esquivaron todas las balas, Lucía Sainz y Marta Marrero, quienes parecen instaladas en una comodidad que o habían sacado a relucir hasta ahora en la temporada.
Contra Mapi y Majo Sánchez Alayeto, dos rivales de calidad y altura de miras, pues buscan siempre la victoria, consiguieron hacer un partido muy serio, concentradas y metiendo siempre la bola que debían, con la fuerza y velocidad justas para hacer daño, desbaratando cualquier opción de las mañas, que claudicaron quizá demasiado rápido ante una gran tormenta de juego llegada mitad desde Canarias y mitad desde Cataluña (6-4 y 6-2).
Pero antes de eso hubo mucha tela que cortar. Primero para Ari Sánchez y Paula Josemaría, llamadas a la remontada ante Alix Collombon y Jessica Castelló, pareja que va a más con cada torneo y que les puso todo muy cuesta arriba. Se pusieron por delante la española y la francesa con un juego muy eficaz tanto desde el fondo como desde la red y tras conquistar el primer puerto y tener medio pie en semis, prácticamente desaparecieron o, mejor dicho, emergieron cual tsunami Ari y Paula para tirarles por la borda todo lo que habían conseguido y ponerse en ebullición, conquistando los dos sets siguientes con un dominio abrumador (7-5, 2-6 y 1-6) y dejando en un intento de sublevación el gran comienzo de Alix y Jessica.
Tuvieron también que sudar bastante Aranza Osoro y Victoria Iglesias para deshacerse de una de las parejas más correosas del circuito, Virginia Riera y Patty Llaguno. Comenzaron igualadas hasta que en el séptimo juego, Osoro e Iglesias fueron capaces de hacer con un break que abrió la lata y que les permitió sacar la ventaja necesaria para ponerse por delante (6-4).
Mucho mejor las de Neki Berwig en el comienzo del segundo, eran ellas las que abrían la lata de las roturas de servicio con tres juegos seguidos en su bolsillo que les pusieron en órbita y que les dieron tranquilidad total para igualar la contienda sin problemas.
Con un set para cada pareja, llegaría el desenlace en donde Aranza y Victoria devolvieron el golpe con los mismos números y lograban así un nuevo hito para ellas metiéndose en semifinales por 6-4, 3-6 y 6-3 y desbancando a dos de las candidatas al título.
Sufrieron por último Alejandra Salazar y Gemma Triay, más de lo que ellas mismas esperaban, para dejar fuera a Delfina Brea y Tamara Icardo, quienes propusieron un enorme ejercicio de resistencia. El partido necesitó un 6-4, 2-6 y 7-6 para conocer a sus ganadoras, las flamantes números 1, pero hasta que lo consiguieron, tuvieron que caminar mucho para salir del laberinto.
Durante el primer set Salazar y Triay estuvieron muy finas, obligando a sus rivales a arriesgar si querían hacer punto, y lo hicieron, y además bien, y fueron capaces de mantener ese acierto hasta la parte final en donde solo un par de detalles desequilibraron el choque en favor de Gemma y Ale.
Respondieron la argentina y la valenciana de la mejor manera que saben, con sobriedad y carácter, metiéndose más en el partido si cabe y obligando a las líderes a algo que no acostumbran a hacer: ir por debajo y remar contracorriente. Y no lo consiguieron, pues las de Gaby Reca fueron capaces de llevarse el segundo set y ponerlo todo como al principio.
El desenlace sería digno de admirar. Ambas parejas lo estaban dejando todo en el 20×10 buscando un lugar en semis y se fueron midiendo, pasando y repasando una y otra vez, hasta que llegó el tie break, juez y verdugo, poniéndose del lado de Salazar y Triay cuando el reloj se acercaba a las tres horas de partido, deteniéndose solo para poner en una nueva semifinal a las de Rodri Ovide. Pero los aplausos eran para las cuatro.
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