Tendremos final por todo lo alto en el Albacete Challenger. Los cabezas de serie número 1 contra los número 2, un duelo de quilates por el título.
Y lo tendremos tras dos semifinales duras, competidas, peleadas, de desgaste, sobre todo una de ellas, que se fue a los tres sets, la primera, que ponía frente a frente a ‘Lucho’ Capra y Agustín Gutiérrez contra Denis Tomas Perino y Christian Fuster.
Eran estos últimos los que, tras un set igualado pero de rápida definición, pues los puntos volaban con suma celeridad a uno y otro lado de la red, se hacían con el primer parcial cuando todo se encaminaba al tie break, pero una rotura final in extremis, permitió al dueto hispanoargentino ponerse por delante.
La respuesta no se hizo esperar por parte de los números 1 quienes, con idénticos números, recuperaban la igualdad en el segundo apoyados en el control de Capra y la definición de Gutiérrez, que contrarrestaban el poderío aéreo de Fuster y la versatilidad de Perino.
Con un set para cada pareja, llegaba el empuje final y ahí ‘Lucho’ y Agustín no hicieron prisioneros; mono de trabajo puesto y monólogo de pádel para, con una autoridad no vista hasta el momento, enlazar seis juegos seguidos y colocar un 4-6, 6-4 y 6-0 en el luminoso, billete a la final y a descansar al hotel, pues sus tres partidos esta semana han sido en tres sets.
La otra semifinal dejó la confirmación de que este año Javi Garrido va a más y que el talento de Miguel Yanguas consigue sacar adelante partidos muy complejos.
Frente a ellos estaban Jorge Ruiz y Salva Oria, dupla en crecimiento y que se conoce a la perfección, pero que se topó con dos jugadores enormes, uno en la pegada y otro en el manejo de los tiempos.
Ambas parejas iniciaban el partido tanteándose y terminaban el primer parcial igual, pues ninguna logró separarse en el marcador y, por ende, hubo que acudir al desempate, donde Garrido dejó de estar ‘en la nevera’ y explotó. Hasta el momento, el juego no pasó mucho por su lado debido a que cada vez que enganchaba una, se la traía, la sacaba de la pista o la mandaba lejos del alcance de los rivales.
Pero en el tie break se dejó ver una bola tras otra y eso permitió desnivelar a su favor el duelo para arrancar el primer parcial a su favor (6-7).
Esa pequeña ventaja les dio alas (a pesar de la ampolla que sufrió en su mano de juego Yanguas) y a su vez sepultó a Oria y Ruiz, más cansados por haber disputado un partido más, y que poco a poco se fueron desconectando del partido para poner en bandeja la clasificación al cordobés y al malagueño.
Un apretón final digno de ver una y otra vez les confirió el 6-7 y 2-6 con el que acceden a su primera final juntos.
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