Han tirado, definitivamente, todas las puertas abajo. Marta Marrero y Marta Ortega han logrado conquistar una nueva final, la segunda de su nueva etapa y de esta campaña tras la de Las Rozas. Entonces no lograron el título, pero ahora vienen con otro talante.
Parece que, definitivamente, han encontrado el pulso a la competición, la clave a su juego, la sintonía perfecta y que pueden sumarse de nuevo a la terna de aspirantes a pelear en cada torneo por la victoria. En Cascais lo van a hacer, habrá que ver si es fruto de un día o una carrera de fondo.
Llegaban a la semifinal con la moral muy alta tras dejar por el camino a Gemma Triay y Alejandra Salazar, dos rivales de enjundia, y se medían a Delfi Brea y Tamara Icardo, una de las duplas revelación del año (enormes en cuartos dejando fuera por 6-0 y 6-1 a Patty Llaguno y Virginia Riera). Un duelo de kilates.
Empezaron (y terminaron) mejor Marrero y Ortega, con un break inicial que les daría la clave para el resto del choque: apretar con su servicio y forzar al máximo desde el resto. Así se pusieron rápidamente con un 5-1 y saque y prácticamente finiquitarían así el primer envite, pero no contaban con la reacción, aunque tímida, de la argentina y la valenciana, que se acercaron hasta el 5-3 y metieron algo de presión. En el siguiente saque, no obstante, podrían cerrarlo a su favor ‘Las Martas’, 6-3 y primer set al bolsillo.
Igual de intensas empezaron el segundo la madrileña y la catalana, conscientes de que tenían que aprovechar la inercia, y de nuevo un break les puso por delante, aunque esta vez la reacción fue mucho más inmediata y del 1-0 se pasó al 2-2. La igualdad se mantuvo ligeramente, puesto que un nuevo conato de rebeldía de Marrero apoyado en la intensidad defensiva de su compañera le permitió venirse arriba y poner el 5-3 en el marcador para, instantes después, cerrar con un nuevo 6-3 el segundo y colarse así en la gran final.
Ari Sánchez y Paula Josemaría fueron, por su parte, dos rodillos en la otra semifinal. Ganaron por inercia, por ir empujando poco a poco hacia atrás a Bea González y Lucía Sainz, por irles quitando la red y por sacarse acciones increíbles en los momentos en los que estaban apuradas.
Armando el juego desde atrás, crearon un entramado defensivo que impedía que los golpes potentes de Bea y la percusión constante de Lucía encontraran premio y desde ahí fueron creciendo para irse acercando a la red y dominar ya por completo. Con picante y mucha pólvora, sus voleas y bandejas causaban daño y roturas de servicio, varias en cada set, lo que hizo que se fueran con decisión a por el primer parcial a partir del 2-2 y a por el segundo desde los primeros intercambios.
Un 2-6 y 1-6 les dio una victoria contundente y que refuerza aún más su juego y su posición en el ranking. Otra final para ellas (van seis) y la posibilidad de conseguir el que sería su cuarto título del año.
A partir de las 11 de la mañana (hora española), el desenlace de este capítulo.
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