Era la final más esperada y no defraudó lo más mínimo. Tuvimos que pasar siete meses del año, seis torneos para que al séptimo sonara la bocina y se pudiese culminar el enfrentamiento más ansiado por los aficionados. Alejandro Galán y Juan Lebrón contra Fernando Belasteguín y ‘Sanyo’ Gutiérrez, los números 1 contra los números 2, la juventud versus la veteranía, el físico contra la capacidad infinita de adaptación, el hambre contra la perseverancia.
Este Valencia Open nos regaló más de dos horas de choque ES-PEC-TA-CU-LAR, con el público vibrando ya desde el calentamiento, viendo cómo los hombres de negro y los de blanco afilaban sus golpes. Se venía el show.
Y ese show, con un título en juego y sobre todo con mucha tensión, pues era un duelo a vida o muerte en el sentido de que se enfrentaban dos estilos totalmente diferentes, dos formas de entender el pádel y especialmente con Galán y Lebrón con más que perder si no lograban imponerse a los argentinos, lo que redundó en una igualdad excepcional.
Todos conservaban su saque en el inicio, sin dar un mínimo resquicio a los oponentes por los que pudieran colarse, más conservadores de lo que quizá se esperaba para no errar y dejar puertas abiertas. Así se mantuvo todo hasta el décimo juego (5-5), cuando ‘Sanyo’ y Bela buscaron más la definición y encontraron el premio a su tesón con dos juegos seguidos, un break que les puso un pasito adelante en la final.
Eso sí, quien pensase que Galán y Lebrón iban a entregar la final sin pelear es que no les conoce bien, porque salieron del banquillo hambrientos, buscando subir a la red constantemente, a achicar espacios, a bloquear las voleas de los de Miguel Sciorilli y a encontrar las sensaciones que no aparecieron en el primero, ahora con la pista volcada a su favor tras dos breaks que les pusieron en órbita y que les permitieron igualar el marcador (5-7 y 6-3).
No se podían ir sin alargar todavía más el choque, sin la guinda a lo que pedía la finalísima. La inercia era de los españoles, de nuevo metiéndose encima de la red y no dejando que los globos de ‘Sanyo’ y especialmente de Bela les quitasen la posición; sin embargo, los hombres de negro esperaron pacientes su momento, sabían que iba a llegar, y se lo fueron fabricando poco a poco.
Apareció ‘El Mago’ de San Luis, que hasta entonces se había mostrado con cuentagotas, para demarrar en la ascensión final al madrileño y al andaluz. Con 3-3 tuvieron varias bolas de break los de Mariano Amat, pero no pudieron aprovecharlas, todo lo contrario que los argentinos, que se anotaron la primera y única que tuvieron en el décimo juego, momento clave y ya sin capacidad de reacción al otro lado de la red.
El público estalló con el definitivo 5-7, 6-3 y 4-6 que ponía a los números 2 con tres títulos (Madrid, Vigo y ahora Valencia), igualando a Galán y Lebrón en número de entorchados y cercando todavía más el número 1, metiendo presión y haciendo que Bela ensanche todavía más su leyenda si cabe, con 226 títulos ganados en 276 finales. Números para la historia, números inalcanzables.
Los comentarios están cerrados.