El pádel les debía una a ambas jugadoras. A Patty Llaguno por las finales que se quedó a punto de tocar y, sobre todo, por aquellas en las que llegó pero una remontada de las rivales le privó del título, especialmente en el Master Final del pasado año, el de su despedida junto a Eli Amatriain; y a Virginia Riera porque el pádel argentino no levantaba un título en categoría femenina desde que Cata Tenorio lo hiciera junto a Marta Marrero hace unos cuantos años, en 2014. Demasiado tiempo para este histórico país.
Ahora todo eso ha quedado atrás tras el ejercicio de resistencia y de constancia que exhibían estas dos enormes jugadoras, siendo capaces de pelear de tú a tú ante Alejandra Salazar y Gemma Triay con un set en contra y con unas sensaciones que, desde luego, nada hacían presagiar lo que iba a ocurrir. Porque Ale y Gemma entraron al partido en tromba, más frescas por aquello de disputar un partido menos y echadas encima de la red, desde donde desplegaron un pádel inmenso en los primeros minutos. Jugaban a placer, paralizaban a las de Neki Berwig desde el tercer juego (2-1), momento en que tomaron las riendas para ampliar el margen en el quinto y definir en apenas media hora con un contundente 6-2.
Pero si por algo se ha caracterizado la entrenadora brasileña es por no dejar que sus jugadoras bajen los brazos y entreguen el partido sin luchar, mucho menos un título y por ahí cambió la táctica para entrar en la pelea, y le funcionó. Emergió una Patty distinta que pudo definir muchos más puntos gracias al trabajo inmenso en la creación de una Riera IMPERIAL, con globos muy profundos, dejadas, cambios de dirección y, sobre todo, que fue capaz de desconectar a Alejandra Salazar y a sus bandejas, algo que casi nadie puede decir.
Los peores minutos de la madrileña, perdida en la pista y sin capacidad de respuesta, con un colapso del que ni siquiera el apoyo de Gemma le lograba sacar, coincidió con el resurgir de las oponentes, metidas totalmente en el duelo y devolviendo el golpe para poner el empate en el marcador (3-6).
Este impulso les dio alas en el tercero para salir con igual carácter y con un break en el bolsillo. Igualaban las de Rodri Ovide más por pundonor y calidad que por soltura en su juego y aunque Salazar poco a poco iba dejando más destellos de recuperación, no terminaba de volver, por lo que Riera siguió a lo suyo (cualquiera diría que estaba en su primera final), destruyendo el juego rival a base de mimar la bola, lo que hizo que se pasara al 2-4 que parecía casi definitivo.
Ahí llegaría el último arreón de Ale y Gemma, capaces de volver a igualar todo en el décimo juego (5-5), pero en el tramo final, Virginia y Patty dieron un plus más con su juego de globo y contraataque para coronarse con el séptimo juego a su favor (6-2, 3-6 y 5-7) y reinar en Vigo. Se lo debía el pádel, se lo debía la historia, y se han cobrado su merecido premio.
Por el momento lo que está claro es que llevamos tres torneos y ninguna pareja ha sido capaz de repetir título. La igualdad está servida así que habrá que ver quiénes levantan trofeo en la siguiente parada. Hagan sus apuestas.
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