Cual partida de ajedrez, se veían las piezas blancas con las negras, Álex Ruiz y Franco Stupaczuk contra Fernando Belasteguín y Sanyo Gutiérrez, potencia aérea contra experiencia, los »tapados» contra los llamados a pelear por el nº1.
Muchos alicientes en un duelo en el que los favoritos eran a priori Bela y Sanyo pero que, visto lo visto en el torneo, había que andar con cautela, pues Álex y Stupa eran capaces de cualquier cosa y siendo las piezas blancas, comenzaron primero su apertura con un break que les llevó a dominar por 2-0 y encender las primeras dudas en la dupla argentina pero que rápidamente quedaron apagadas pasando al 3-1 y de ahí al 3-3. Más roturas de servicio para ambas parejas hasta que se llegó al decimosegundo juego totalmente igualados, citándose en el tie break que fue dominado con solvencia por los de Carlos Pozzoni, mejor en el juego aéreo y favorecidos por los globos poco profundos de Bela y Sanyo (7-6).
Ese primer set les dio un extra de energía, pero desde el banco de Bela y Sanyo hubo un cambio. Los globos empezaron a ganar profundidad, ellos a subir a la red y dominar con la volea, aplastando la bola al fondo de la pista. Tirando de veteranía y de mayor aplomo, supieron revertir la situación gracias a un superior control de su servicio hasta las postrimerías, cuando los de negro apretaron los minutos justos para lograr un break y colocar el empate en el marcador (4-6).
Quedaba la batalla del tercero, un capítulo solo apto para valientes, para los que aún tenían gasolina en las piernas y frescura en la cabeza y ahí siempre Bela es el rey. El de Pehuajó tocaba y tocaba bola mientras Sanyo miraba e intentaba meterse en la jugada, pero los intercambios de Ruiz y Stupa pasaban por evitar todo lo posible que el de San Luis entrara en juego; eso sí, cuando lo conseguía, sus golpeos llevaban muy malas intenciones y casi siempre se convertía en punto a favor. Cada vez más cómodos, los de Miguel Sciorilli inclinaban el campo a su favor y lograban las mejores acciones y sumaban de manera mucho más continua, minimizando constantemente los intentos del argentino y el malagueño por sobrevivir.
Las distancias eran cada vez mayores (5-1) y Álex y Stupa únicamente pudieron maquillar el resultado, ya sin opciones de victoria, hasta el definitivo 7-6, 4-6 y 3-6. Victoria de enjundia para una pareja que, precisamente, se unió para días de gloria como este. Una dupla que recogía los agradecimientos del público muy emocionados, especialmente Sanyo tras una semana que, como él mismo decía, había sido »muy complicada a nivel personal», pero que terminaba de la mejor manera, con un triunfo que ha podido dedicar a sus seres más queridos.
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