Los cuatro buscaban despedirse con el billete a la final bajo el brazo, pero solo dos pudieron hacerlo. Estaban las dos parejas en sus últimos minutos en pista y la ilusión se notaba pero en estos duelos a cara o cruz es donde más sobresale la figura de Fernando Belasteguín.
El ‘Rey’ del pádel tardó en aparecer, empezando con dudas junto a Agustín Tapia ante Sanyo Gutiérrez y Franco Stupaczuk, mucho más convencidos de lo que tenían que hacer y cómo lo tenían que hacer, dándoles un excelente resultado la estrategia, pero cuando apareció, el duelo fue otro muy distinto.
Arrancaron 4-0 arriba los de Claudio Gilardoni, metidos por completo en inercia positiva, desbaratando los intentos de Tapia de echarse el partido a las espaldas y volar sobre la pista, pero apareció Bela, y todo cambió. Recuperaron uno de los breaks y se acercaron más en el luminoso, estrenándose y llegando hasta el 4-3, pero pusieron Sanyo y Stupa el freno y con dos juegos más, certificaron el primero a su favor (3-6).
Los mensajes positivos aunque intermitentes que habían mostrado en el primero Bela y Tapia se convirtieron en toda una realidad en el segundo. Bela dominaba ahora sí en el cruzado y Tapia volaba. Abrieron la lata de la efectividad y no dejaron que desde el otro lado de la red les quitasen la inercia. Cabalgaron desbocados punto tras punto a base de fuerza, potencia y cobertura mutua de espacios. Así, con un pádel muy claro y contundente, colocaron el 6-1 y la igualada.
Batalla en el set definitivo, que sería por fin igualado. Ninguno de los cuatro perdía su saque ni concedía oportunidades a los adversarios, con puntos imposibles de Sanyo, recuperaciones de Stupa y Tapia y control de Bela. Cada uno a lo suyo. En el noveno juego finalmente se rompió la paridad con una rotura a favor de los chicos de Miguel Sciorilli. Break arriba y saque para cerrar el partido, ocasión que no desperdiciaron y con un 3-6, 6-1 y 6-4 se metieron en la final ante los todopoderosos Ale Galán y Juan Lebrón.
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