Una, dos, tres, cuatro…Lucía Sainz y Gemma Triay son, últimamente, como el rey Midas, todo lo que tocan se convierte en oro, en su caso en victoria. No paran de sumar y sumar en la estadística y de demostrar que están en forma y que su juego ahora mismo es prácticamente inabordable.
Otro triunfo más, esta vez de mucha enjundia, ante dos rivales tan potentes como Martita Ortega y Marta Marrero, a las que secaron y maniataron, especialmente en el primer set, y a las que despacharon con autoridad para envolverse en la piel de finalistas, de candidatas al título de Maestras.
El comienzo ya fue un anuncio de lo que ocurriría. Primer servicio para Gemma y Lucía y juego en blanco, segundo para Marrero y Ortega y juego en blanco pero en contra. 2-0 de inicio para las de Rodri Ovide que no levantaron el pie del acelerador y que obligaron a ir siempre a remolque a las adversarias. Un saque tras otro rompían y únicamente dejaron a las Martas con un juego en todo el set (6-1).
Esa autoridad total, ese monólogo de pádel, prosiguió en el segundo capítulo del libro de esa semifinal. No se relajaban Triay y Sainz, demoledoras en cada aspecto del juego, empezando de nuevo con break y poniéndose por delante. Solo una pequeña serie de errores les permitiría a las de Juan Alday igualar la contienda y mantenerla más o menos pareja hasta el sexto juego (3-3). A partir de ahí, volvió a aparecer la versión dominadora de Gemma y Lucía con un break y tres juegos seguidos para, con un 6-1 y 6-4, cerrar la contienda en hora y media de partido.
Llegarán a la final ante Alejandra Salazar y Ariana Sánchez más descansadas y con mejores sensaciones, pero es una final y hay que jugarla. Se viene partidazo.
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