Cómo contar un partido en el que quizá, por una vez, las principales protagonistas no fueron quienes ganaron, sino las derrotadas. Un partido que tuvo tintes dramáticos, remontada, pelea sin descanso y lágrimas, muchas lágrimas y aplausos al final. Un partido que significó el ascenso al nº1 en el ranking de cariño y admiración (una vez más) hacia Patty Llaguno y Eli Amatriain.
Por una vez, me van a permitir que les dé más protagonismo (foto de la noticia incluida) a las vencidas que a las vencedoras, pero la ocasión lo requiere. Y es que se separan, tras muchos años juntas, nueve en concreto, de trabajo conjunto, ilusiones, sonrisas eternas, victorias y respeto de todo el circuito y aficionados.
Son, sin duda alguna, la pareja de la afición, dos jugadoras muy queridas que nunca pierden la sonsisa, ni cuando vienen mal dadas, que han estado en lo más alto, en el número 1 y que, temporada tras temporada permanecían inamovibles ante el carrusel de cambios del resto, mezclando todo ello con un pádel también diferente, más lento, de mucho control, globos e intercambios contantes, un pádel que desgastaba y contra el que nadie quería ponerse delante. Así era esta pareja, que ahora peleará por objetivos diferentes.
Ahora sí volvemos al partido, a la ENORME semifinal que nos brindaron ante Alejandra Salazar y Ariana Sánchez a las que lo que más se les destaca del partido de ayer es que nunca bajaron los brazos. Ni cuando se vieron con el primer set perdido ni, sobre todo, con un doloroso (y sorprendente) 5-0 en contra en el segundo. Estaban con el agua al cuello, al borde del abismo y de una inesperada eliminación, pero siguieron, se levantaron, pelearon y lograron darle la vuelta al marcador y a la eliminatoria. Y vencieron.
Empezaron las cuatro dominando sus respectivos saques, sin dañarse, punto a punto, juego a juego hasta el quinto, cuando Ale y Ari dieron un pasito adelante en forma de quiebre que aunque les puso por delante, sería un espejismo, pues rápidamente se sucedieron hasta cuatro quiebres más para finalizar con tablas en el marcador. Así hasta el final todo en calma, pero Patty y Eli dieron un apretón más y se hicieron con el último break del primer set para llevárselo (7-5).
Ese buen final se tradujo en un inicio demoledor. Eli maniataba a Ariana con globos paralelos milimétricos, Patty echaba hacia atrás a las dos rivales y Alejandra no terminaba de entrar en juego, lo que suponía break tras break para las de Neki Berwig, catapultadas con el anteriormente citado 5-0 y resto para ganar el partido. Ahí fue el momento en el que Manu Martín paró la sangría, encendió la pólvora de sus jugadoras y les mandó de nuevo a la pista. Y el resultado se notó.
Ariana empezó a entrar en juego no solo para defender y Alejandra tocaba pocas bolas, pero las que tocaba se convertían en punto. Una y otra vez su derecha empezó a causar estragos, se vinieron a la red (territorio que apenas habían pisado hasta el momento) y recuperaban su mejor versión. Fueron escalando poco a poco y dominando el juego, dándole la vuelta a todo y comiéndose a una Patty y una Eli que no encontraban la manera de cerrar el partido, festejar un día más y volver a sonreir. Poco a poco la distancia se reducía hasta que se igualó, forzando al final Patty y Eli el tie break que decidió la suerte en favor de la madrileña y la catalana.
Llegaba el tercer set, el todo o nada, y la inercia positiva de Salazar y Sánchez se prolongó durante todo este envite. Seguían sin encontrarse de nuevo Patty y Eli, cada vez más superadas y viendo cómo se les escapaba un partido que tenían agarrado con las dos manos (dispusieron de ocho bolas de partido) hacia los brazos de Ale y Ari, demostrando una vez más su carácter competitivo, su garra y su fortaleza. Reinaron las integrantes del ‘Equipo A’ por 7-5, 6-7 y 1-6 tras más de tres horas de partido, y aunque muy emocionadas por los aplausos, el protagonismo esta vez fue para las rivales por su adiós.
Los comentarios están cerrados.