La ilusión supera cualquier posible barrera que pueda existir y en eso Paquito Navarro ha sido el que más lo ha demostrado. El jugador andaluz no ha podido tener mejor semana que esta, acabándola con un título bajo el brazo con su gran ídolo, Juan Martín Díaz, quien vive actualmente en su segunda, tercera o cuarta juventud, a los 45 años.
Han ido de tapados todo el torneo, sin hacer mucho ruido pero perfilándose como candidatos a todo, afilando el colmillo y superando todas las fases con autoridad, hasta llegar a la cima, donde les esperaban Juan Cruz Belluati y un Ale Galán que partían como grandes favoritos.
Los cuatro se midieron en una batalla de colosos que se fue a los tres sets, pues lo mereció, y el público bien que se alegró por ello, pues un partido como el de este domingo es de los que no quieres que acabe nunca.
Se presentaban en pista con dos argumentos muy diferentes: Belluati y Galán a imponer el físico y jugar rápido, acelerando la bola a la velocidad a la que solo llega Galán, y JMD y Navarro contragolpeando, buscando su oportunidad y definiendo con la sutileza del ‘Galleguito’.
Un pulso que empezó con el jugador andaluz corriendo arriba y abajo, a la red y a la espalda de Juan Martín para barrer toda la pista y tapar huecos, mientras Ale se afanaba por llevar las riendas anotadoras de su pareja apoyado por la muñeca de su compañero argentino.
Esta apuesta fue la que mejor cayó en el duelo y la que más resultados obtuvo, pues en la primera manga sirvió para lograr una ventaja considerable ante la que nada podían hacer Juan y Paco, solo mirar (6-2).
En el segundo acto, la balanza se niveló y se pudieron ver mejores proposiciones de pádel en ambos lados, igualando el choque en cuanto a intensidad y suma de puntos, pues ninguna pareja podía separarse de la otra en el marcador, guardando su saque y evitando cualquier intento de rotura. Eso les llevó al tie break, donde emergió el sevillano y se hizo amo y señor de la pelea. Con un despliegue descomunal, recordando al de sus mejores actuaciones y siendo el revés fiable de hace una o dos temporadas, se echó el partido a las espaldas, aguantó el chaparrón de las demoledoras bandejas de Galán y de la zurda imprevisible de Belluati, y supo sacar la cabeza a flote y llevárselo con un 8-10 e igualar el luminoso (6-7).
A partir de ese momento, el duelo tomó otro camino: el de la incertidumbre. Y es que Paquito siguió navegando con rumbo seguro, sin perder de vista su objetivo, el título, y Juan Martín aparecía en momentos clave para ofrecer sus destellos de magia mientras que poco a poco, la resistencia de Galán y Belluati era más intermitente; se llevaban su saque y lograban juegos pero no con la solvencia de los primeros minutos.
Así, el andaluz y el argentino abrieron una ligera brecha en el marcador que consiguió ser frenada por Galán y Belluati en el primer arreón, pero no en el segundo, donde con un remate de Juan Martín Díaz a la espalda de Ale, se cerraba el choque (6-2, 6-7 y 6-4). Batalla imperial para un nuevo título de todo un veterano, sonrisa eterna junto a Paquito. Los »tapados» se han consagrado, demostrando que la ilusión mueve montañas.
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