Final muy bonita la que vamos a tener, al menos sobre el papel, en el cuadro masculino de Valencia. Cuatro exponentes del pádel moderno, del más nuevo, el que dominan los jóvenes a base de físico y de cubrir toda la pista. Por un lado, Ale Galán y Juan Lebrón, indiscutibles números 1, y por el otro y de nuevo dando la sorpresa y colándose en la final por méritos propios, Juan Tello y Fede Chingotto.
Y decimos déjà vu porque este partido ya lo hemos visto, en el Adeslas Open hace exactamente un mes. Tello y Chingotto comenzaron ganando y terminaron por hincar la rodilla, pero seguro que han aprendido la lección y veremos otro partido distinto. Y ojo, porque llegan más descansados tras no disputar el duelo de cuartos y pasar directamente a semis y haber tenido un partido menos largo y peleado que Galán y Lebrón así que cualquier cosa puede ocurrir. Pero todo ello es adelantar acontecimientos.
Antes, toca hablar de las semifinales. Primero de la de Galán y Lebrón ante Sanyo Gutiérrez y Franco Stupaczuk, pareja que se ha ganado el derecho a ser los que más problemas les han propuesto siempre que se han enfrentado. Ya en Madrid, en su último cara a cara les obligaron a irse a los tres sets y hasta el final el partido estuvo en el aire y en esta ocasión les hacían disputar dos tie breaks.
Los ganaban los españoles (7-6 y 7-6), pero ni por asomo estuvieron sobre la pista lo cómodos que en otros momentos, siempre atenazados por la defensa imperial de Stupa y la manija que lleva Sanyo, capaz de, en dos toques, abrirte la defensa y entrar a cuchillo. El ‘mago’ de San Luis sostenía sus opciones a base de momentos de lucidez que obligaban a no dar tantos pasos hacia delante a Lebrón y Galán, sino a estar también pendientes de defender.
Los dos sets pudieron caer de cualquier lado, pero sendos acelerones de los españoles fueron clave para el reinado en los tie breaks, especialmente de mano de Lebrón, inconmensurable todo el partido, ahora mismo siendo el mejor jugador por forma, juego, estilo y condiciones. Galán, siempre con regularidad máxima, compensaba cada error con un acierto todavía mayor y con entrega total y ahora mismo, esa combinación, les hace invencibles.
Tello y Chingotto, evolución y crecimiento constantes
En cuanto a Tello y Chingotto, se jugaron el pase a la final ante Fernando Belasteguín y Agustín Tapia, dos que querían volver a plantarse en una final y pelear con los nº1, pero fueron borrados del mapa demasiado rápido. Y es que las sensaciones de otros choques no llegaron a las piernas de Tapia ni al temple de Bela, superados en el juego y en la intensidad, en el acierto y en la capacidad de generar puntos fáciles.
Es verdad que empezaron muy parejos y que posteriormente hubo alternancia de breaks, pero en ese descontrol Juan y Fede estaban más que cómodos, no así sus rivales y esa fue la diferencia que marcó el devenir del primer envite (4-6) al salir airosos del intercambio.
En la segunda manga, Tello se hizo gigante. El que movía el partido era Chingotto pero Tello consiguió defender atrás, adelante, contraatacar, rematar y convertirse en una fábrica de hacer puntos, uno tras otro, sin descanso, desesperando a Tapia y a Bela, a los que dominó y cortocircuitó y eso les dio más ventaja todavía en el marcador, llegando al final con un 3-6 que les concedía su segunda final consecutiva.
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