La final femenina fue un ejercicio de tensión, un caminar sobre el alambre cual funambulista, toda una demostración de poderío físico pero también de muñeca, de abrir ángulos imposibles, jugar con el paralelo y el cruzado, tirar globos milimétricos y voleas en el último milímetro de la pista.
Las cuatro colosas, Marta Ortega y Bea González en un lado y Mapi y Majo Sánchez Alayeto en el otro. Dos que ya se habían mostrado doblemente en dos semanas (primero en el anterior torneo y luego en el Campeonato de España Sub-23) y dos que venían subiendo el Everest, recuperando su esencia y su punch, como un viejo púgil que vuelve al cuadrilátero tras una larga estancia fuera.
Así Ortega y González y Alayeto al cuadrado ofrecieron un gran partido, con golpes que buscaban en todo momento hacerle cosquillas a sus oponentes en un choque igualado de principio a fin en el que las jóvenes empezaron mandando merced a un mayor ritmo, a más oportunidades creadas y a que Ortega abría huecos donde no había y por los que se colaba su compañera para firmar un punto tras otro.
Mapi y Majo resistían con fuego cruzado, cargando cada vez más pólvora y defendiendo y atacando, todo a la vez, para mantener el choque parejo hasta casi la parte final, donde un oportuno break les dio ventaja a las pupilas de Carlos Pozzoni, quienes se pusieron por delante (6-4).
Los dos siguientes sets fueron un diálogo totalmente similar, con las cuatro sacando su mejor versión y regalando a la grada virtual un show sin precio. Gran despliegue con una Bea inconmensurable en el aspecto físico, Martita en las labores de creación, Majo apareciendo cada vez más y Mapi sabiendo sostener el juego tanto con la madrileña como con la andaluza.
El partido se fue enmarañando, siendo imposible para ninguna de las parejas separarse y así se finiquitó tanto el segundo set, donde Mapi y Majo igualaron con la misma receta, un break a su favor (4-6), como en el tercero, mismo resultado, mismo caminar, y primer título para ellas (6-4, 4-6 y 4-6).
Nuevo torneo y nuevas vencedoras. El circuito femenino está que arde porque nadie es capaz de repetir entorchado. Partían como favoritas Martita y Bea, pero las Alayeto han demostrado ser de nuevo las ‘Atómikas’. Han resurgido con mucha fuerza, han sacado su carácter ganador y se han vuelto a presentar como las candidatas a todo que son, especialmente al número 1. Se amplía todavía más el álbum de cromos de vencedoras y ninguna dupla parece ser capaz de recoger el bastón de dominio e imponer mano de hierro. Siguiente parada, Valencia: ¿tendremos nuevas campeonas?
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