Están Martita Ortega y Bea González en la final, por méritos propios, tras eliminar a parejas como las siempre complicadas Aranza Osoro y Teresa Navarro, las potentes Mapi y Majo Sánchez Alayeto y ahora la sorpresa, Virginia Riera y Sofia Araújo, quienes venían de eliminar a las números 1.
El partido se prestaba, por tanto, a una pelea total que sin embargo se quedó solo en las quinielas iniciales, porque en el momento en que la bola echó a rodar, solo una pareja decidió tener unas estadísticas perfectas: Martita y Bea.
Las dos jóvenes, con un break inicial, se adelantaban ya en el tercer juego y no pararon hasta conquistar el primer envite. No encontraban ni Sofia ni Virginia la versión tan clara y contundente del día anterior y eso les pesó en exceso (2-6).
El segundo set, más de lo mismo, precisión total de las alumnas de Carlos Pozzoni en todos los aspectos del juego, sin desmembrarse en ningún momento, apenas cometiendo uno o dos errores, logrando ampliar su renta juego a juego y consiguiendo otro set muy completo. Otros seis juegos en contra supusieron el adiós definitivo de la portuguesa y la argentina (2-6 y 3-6) a su sueño en el Vuelve a Madrid Open. Un torneo que siempre recordarán por su excelente bagaje y que significa, igualmente, la primera final de Ortega y González como pareja y la primera también de Bea como jugadora.
Eli y Patty, triunfo del trabajo y la paciencia
En la otra semifinal había dos favoritas claras, Marta Marrero y Paula Josemaría, pero dos rivales que siempre se multiplican y a las que vencer cuesta una fortuna, Eli Amatriain y Patty Llaguno, dos trabajadoras incansables a las que hay que cortocircuitar una y otra, y otra, y otra y aun así vuelven a aparecer.
Su semifinal comenzó con ellas dos poniendo una pausa tremenda y un juego muy elaborado y con Marrero y Josemaría buscando tiros desde todos los ángulos, queriendo certificar el choque por la vía rápida pues eran sabedoras que ante Eli y Patty cualquier alargue innecesario te lleva más allá de la prórroga.
De esta manera, en el primer parcial, las cuatro se midieron y repasaron una y otra vez, con la igualdad como nota común hasta el noveno juego (4-4), cuando las de Neki Berwig lograban un break que ahora sí iba a ser definitivo. Paso adelante en el marcador y en la eliminatoria (6-4).
Arrancaba el segundo set de nuevo con Marrero y Josemaría por delante, con un 2-0 de inicio y de nuevo las »hormiguitas» recuperaban lo perdido y ponían el 2-2, 100% calcado.
Las de Juan Alday, especialmente la joven Paula, empezaron entonces a sentirse cada vez menos confortables en la pista, como si el piso les quemase, fallando más de la cuenta ya fuera en voleas, bandejas o en transiciones defensa-ataque, algo que aprovecharon Amatriain y Llaguno para distanciarse en el marcador no con uno, sino con dos breaks que ya resultarían insalvables (6-4 y 6-3).
Un triunfo que les pone en la final por vez primera este año, que les saca esa misma sonrisa que si hubiesen perdido, esa humildad de la que tanta gala hacen y que tanto respeto genera, que nos va a regalar un duelo inédito y que nos dejará la tercera dupla campeona en lo que llevamos de año.
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