Era un partido entre dos ex compañeros, entre dos jóvenes capaces de golpes increíbles, entre dos parejas que unen rocosidad y espectáculo, entre cuatro jugadores que este año sabían ya lo que era ganar, y no defraudaron.
Cara a cara, Pablo Lima y Ale Galán ante Fernando Belasteguín y Agustín Tapia, dos veteranos y dos jóvenes con alma de números, dos duplas que sobre el papel se parecen mucho.
La realidad posterior fue más distinta, con Galán y Lima superando por intensidad y sobre todo por falta de errores (Pablo Lima cometió tres en todo el partido, igual que en semifinales) a Bela y Tapia, un Bela que no ofreció su mejor imagen, bien tapado en el paralelo por el madrileño y sufriendo desde la diagonal los cañonazos de su ex, Lima, y un Tapia que dejó destellos, pero que no brilló como en el choque el sábado (7-6 y 6-3).
Aun así, el primer set fue un castigo constante a las defensas de los cuatro, conservando todos sus saques y sin breaks en el horizonte. Tanto fue así que se citaron para el desempate ya que ninguno se atrevió a dar el paso al frente y romper el servicio de los rivales a pesar de que tanto por arriba (remates imposibles de Tapia y Galán) como por abajo (Lima apretando desde la volea con la firmeza que le caracteriza) la intensidad era máxima.
En el tie break emergió la figura de Alejandro Galán, amo y señor del mismo, quien subió el nivel hasta dominarlo por completo, echándose la suerte dispar del desempate a las espaldas y manejando con autoridad plena el mismo, levantando al público, recibiendo incluso los aplausos de su compañero brasileño y apareciendo a derecha e izquierda de la pista, arriba y abajo.
Tras volver del banco, Lima continuó amargándole la mañana a Bela y Galán creciendo por minutos y aunque tanto Bela como Tapia lo intentaban, se topaban una y otra vez con el muro hispanobrasileño, incapaces de hilvanar más de tres puntos seguidos, lo que contrastaba con la seriedad y eficacia de los hombres de Mariano Amat, convencidos de que era su momento, y lo explotaron al máximo.
Siguieron con las revoluciones en modo coche de alta competición y al paso por el séptimo juego mandaban ya 4-2, desabilitando al tiempo cualquier posible reacción y dejando visto para sentencia el choque. El Palau Sant Jordi intentaba dar ánimos a la »pareja local» pero ni Ale ni Pablo estaban por la labor de dejarse sorprender y con un remate del primero al que no pudo llegar el jovencísimo talento de Catamarca, alcanzaron la meta, terminaron su última maratón del año, colgándose el oro y certificando su segundo puesto en el ranking.
Con el punto final, Galán y Lima se hacían con el merecido título de Maestros y con el cuarto título del año (cinco para Galán si sumamos el de Buenos Aires junto a Juani Mieres), poniendo así el broche de oro a un año fantástico para ellos y despidiéndose (aunque todavía no de manera oficial) como pareja si los rumores del mercado de fichajes se confirman.
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