Se merecían llegar a una final Patty Llaguno y Eli Amatriain, por su esfuerzo, por su dedicación, por su incansable trabajo diario, y ya la tienen. Madrid les ha premiado con un partido en domingo tras otro día más de trabajo infatigable, otro día en que han vivido un duelo a tres sets que les ha vuelto a dejar el depósito de gasolina a cero, pero este tiene premio doble.
Y es que no solo han llegado a una final, sino que lo han hecho venciendo a Marta Marrero y Martita Ortega (4-6, 6-3 y 6-4), las números 1 del pádel mundial, y dejándonos para el domingo una final inédita ante Paula Josemaría y Ana Catarina Nogueira.
El primer set, eso sí, siguió el guión esperado por todos. Marrero y Ortega dominaban, y Eli y Patty aguantaban, forzando siempre a dar un golpe más, a una devolución extra.
Ello llevó el duelo a una gran paridad, la cual perduró hasta el 4-4, rompiendo la inercia marcada las de Juan Alday en el noveno. Saque y break, primer pasito dado (4-6).
Empiece fulgurante de las chicas de Neki Berwig en el segundo, con su habitual respuesta a base de pundonor y de ser muy constantes; así, visto y no visto, colocaban un 3-0 en el luminoso que encendía las alarmas en el lado de las Martas. De ahí se pasó al 5-3 tras recuperar las números 1 uno de los breaks en contra y apretar ligeramente el luminoso. Pero todo fue un espejismo, pues pudieron cerrar el segundo Eli y Patty (6-3). Más desgaste, más lucha, más pádel.
Siguieron apretando Llaguno y Amatriain en el tercero, manteniendo la intensidad y no pareciendo notar el cansancio del viernes (día en que estuvieron en pista ante Mapi y Majo más de 3:30 horas). Devolvían y devolvían sin cesar, haciendo sufrir especialmente a Ortega, que se fue desdibujando, bajando prestaciones y viendo cómo la sangría en el marcador aumentaba en su contra (4-1).
Cuando todo parecía decidido para Patty y Eli, hizo acto de aparición la canaria Marrero, y bola que tocaba, bola que se convertía en punto, cercando de nuevo el marcador (4-3).
Qué final, máxima emoción. Todo a favor de la mangueña y la riojana, pero ni Marrero ni Ortega se rendían, forzando siempre un juego más y dejando la responsabilidad de cerrar el duelo a Patty con su saque, quien no dudó y pudo lograr, junto a su compañera, alcanzar la final soñada (6-4).
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