Si la final de los chicos va a ser completamente nueva, a orillas del Mediterráneo viviremos un nuevo duelo entre las cuatro jugadoras más abonadas a las finales. De nuevo tendremos el gusto de ver una batalla de poder a poder entre cuatro enormes jugadoras que, de dos modos muy diferentes, han llegado a esta última instancia.
Primero se compraban el billete Alejandra Salazar y Ariana Sánchez por la mañana, peleando eso sí, especialmente en el primer set, ante Majo Sánchez Alayeto y Delfina Brea (7-5 y 6-3), a quienes doblegaban a base de constancia y empuje. No son rivales fáciles y así lo transmitieron; querían estar en la final, intentar pelear por el título pero actualmente el ‘Equipo A’ está un pasito por delante y aunque le pusieron ganas hasta el 3-2, no terminaron de estar por delante en el marcador y ponerles en apuros.
El desgaste del primer parcial quizá hizo más mella en Majo y Delfi quienes, tras ver cómo iba a las manos de las rivales, en el segundo se vieron menos metidas en el choque y dejando más opciones de break y de puntos fáciles a Ari y Ale, que no desaprovecharon ninguno y fueron directas a por una nueva final, la sexta del año.
En la otra semi, Marta Marrero y Martita Ortega, que ya venían con la lección aprendida de haber sufrido y de qué manera para llegar a semis ante Bea González y Cata Tenorio, no querían repetir los errores del pasado pero delante tenían sin duda, a la pareja que más complica el juego de todo el circuito femenino, Eli Amatriain y Patty Llaguno.
Como si fueran pegamento, se adhieren a la pista y te obligan a sacar tu mejor versión, tu juego más brillante y, aun así, devuelven la bola una y otra vez, hasta la extenuación. Y volvieron a sufrir las ‘Martas’, otra vez a tres sets, para sacar adelante un choque que empezaron ganando con solo un break de diferencia en el primero, con más ímpetu pero en el que la insistencia de Paty y Eli también encontró premio y no les dejó irse en el marcador.
En el segundo, iban las de Neki Berwig a dar la vuelta a sus cartas y mostrar una nueva jugada, la de cómo empatar un choque a base de intensidad y un jeugo combinativo excelente, que les proveyó una ventaja de 3-0 nada más comenzar, suficiente para permitirles ir con comodidad hasta el final y llevarse el segundo set, dejándolo todo para la sentencia final.
Igualdad en el tercero hasta el octavo juego, todo como al principio (4-4), pero ahí se terminó el sueño de Llaguno y Amatriain, quienes no pudieron lidiar ya con una Ortega que seguía corriendo y tapando huecos como en el minuto 1 y con una Marrero que entró con fuerza en el juego aéreo, si bien definió el partido con un toque sutil, una dejada a la que no pudieron llegar las rivales y que les permitía situarse en la gran pelea por el título (4-6, 6-2 y 4-6).
A partir de las 10 tendremos la gran batalla, la pelea eterna entre estas cuatro pedazo de jugadoras. ¡Mucho pádel!
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