Les ha costado, pero ya lo tienen en su poder. El tan ansiado título que hasta en dos ocasiones Sanyo Gutiérrez y Maxi Sánchez les habían arrebatado. Pero no esta vez, por más que sufrieron. Paquito Navarro y Juan Lebrón, duende y magia andaluza, ya son campeones del Alicante Open.
Y eso que los rivales no eran cosa de coser y cantar, nada más y nada menos que Fernando Belasteguín y Pablo Lima, otrora números 1 y rivales que siempre te llevan un paso más allá, que te hacen exprimirte al máximo y, sobre todo, que son de un carácter competitivo más que destacado. Pero este año los andaluces ya sabían lo que era estar en la final, en dos de ellas y tras perderlas, querían ponerle el nombre a este, y a por ello fueron.
El primer set, esto sí, les nubló en parte su objetivo, pues Bela y Lima salieron en tromba con la intención de impedir que el choque se pusiese a las revoluciones que Paquito y Lebrón querían, que el público les metiese en el partido y que empezase su habitual showtime de tiros y recuperaciones imposibles. Así llegaron al primer set tras un inicio demoledor (5-0) que se difuminó solo en parte llegando al 6-3 final tras recuperar uno de los breaks que tenían en contra.
En el segundo, Ramiro Choya y los suyos decidieron que era el momento de disfrutar, que no habían llegado hasta ahí para caer como en ocasiones anteriores y pese a que Bela y Lima se pusieron 3-1, esta vez taponaron las vías de agua para colocar un 4-4 que significaba un punto de inflexión. Lebrón empezó a galopar y a rematar bolas con una violencia increíble, confiriendo el primer revés para el argentino y el brasileño quienes aunque forzaron el posterior tie break, no lograron llevárselo, viéndose el partido avocado a una última entrega final.
Y en el tercero, delirio desde Sevilla y Cádiz, con Paquito y Lebrón enchufadísimos y, sobre todo acertados, dejando a los pupilos de Miguel Sciorilli con muy escasa producción y sin posibilidad de reacción, algo que suelen conseguir. Esta vez el trabajo de Bela y el hambre y la entrega de Lima no fueron suficientes y con velocidad de crucero los españoles se pusieron con un par de breaks de ventaja que sirvieron para cerrar la final (6-3, 6-7 y 2-6), abrazarse en medio de la pista y recibir el caluroso cariño del público. Una final enorme, de las que conviene ver una y otra vez. La primera final que se convierte en título este año para Paquito Navarro y Juan Lebrón.
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